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La columna vertebral es el eje principal de nuestro cuerpo que nos permite tanto permanecer estables de pie como movernos con facilidad.
Si sufrimos una lesión de columna vertebral, concretamente una fractura, nuestras principales funciones motoras y nuestra calidad de vida pueden verse gravemente afectadas.
Esta lesión de columna se produce cuando las vértebras se doblan o se comprimen entre ellas de manera excesiva por un impacto brusco, haciendo que se rompan o se hundan. Generalmente, las zonas más afectadas son la cervical y la dorso-lumbar.
Entre los daños adicionales que puede conllevar una fractura vertebral se encuentran las lesiones de la médula espinal, daños en las raíces nerviosas o en las células nerviosas, dolor de espalda, hemorragias, contusiones o desgarros.
Las causas más comunes de sufrir una fractura vertebral son los impactos de alta energía en un accidente de tráfico o durante la práctica deportiva, aunque también se deben muchas veces a impactos de baja energía en pacientes que sufren un proceso degenerativo de las vértebras de la columna (osteoporosis).
Existen tres tipos principales de fractura de columna:
Dependiendo de la gravedad de la lesión de columna, si se encuentra lesionada completa o lesionada incompleta, las secuelas pueden ser más o menos importantes y determinantes, llegando a provocar la parálisis de las piernas o de la totalidad del cuerpo
Los traumatismos de alta energía en accidentes automovilísticos o caídas de grandes alturas, provocan frecuentemente fracturas de columna vertebral.
Este tipo de accidentes provocan las llamadas fracturas de columna por compresión, que suponen el aplastamiento de una o más vértebras. Una persona con una lesión de este tipo presenta dolor repentino y gran sensibilidad en la zona fracturada, aunque existen casos en los que no provoca síntomas.
Hay que tener en cuenta que este tipo de fracturas por compresión, pueden provocar lesiones de médula espinal o fracturas en más de una región de la columna.
Las lesiones de columna también pueden producirse durante la actividad deportiva por múltiples factores, como un traumatismo directo o indirecto, un nivel excesivo o sobrecarga en el entrenamiento o una condición física del deportista poco favorable.
Algunas disciplinas deportivas suponen mayor riesgo a la hora de sufrir fracturas vertebrales (levantamiento de pesas), y la zona lumbar, generalmente, es la más afectada.
Una gran parte de las fracturas vertebrales se produce en personas de avanzada edad por la pérdida de densidad ósea y degeneración de vértebras.
La osteoporosis es una enfermedad silenciosa y progresiva que va haciendo que los huesos sean cada vez más débiles y propensos a fracturas. En estos casos, las fracturas se deben generalmente a impactos de baja intensidad desde su propia altura.
El diagnóstico inicial para una fractura de columna consiste en la exploración física y las radiografías.
En caso de no obtener un diagnóstico concluyente y necesitar más información sobre la fractura y las estructuras subyacentes, se puede optar por pruebas de imagen, como la resonancia magnética o la tomografía computada.
Finalmente, con el objetivo de conocer el estado óseo de la columna vertebral del paciente y descartar un posible caso de osteoporosis, se puede realizar una densitometría ósea.
La médula espinal es una estructura tubular constituida por nervios que conectan el encéfalo con el resto del cuerpo.
Muchas veces las fracturas de columna dañan los discos intervertebrales y los ligamentos, provocando daños en los nervios espinales que conforman la médula. En la mayoría de pacientes con lesiones de médula espinal, la causa principal es un accidente de tráfico, una caída desde gran altura o una lesión deportiva.
Las consecuencias serán más o menos graves en función del nivel de la lesión:
Los pacientes con daños en la médula espinal pueden sufrir pérdida parcial o pérdida completa del control muscular. En el caso de la parcial, el paciente sufre debilidad muscular; sin embargo, con la pérdida completa, el paciente sufre una parálisis de todos o parte de los músculos.
La paraplejia es la pérdida total de movilidad y sensibilidad de la mitad inferior del cuerpo, afectando a las extremidades inferiores, los órganos como la vejiga o los intestinos y pudiendo afectar también al abdomen.
Este tipo de parálisis puede ser permanente, en casos de compresión de la médula espinal, aunque hay pacientes que logran recuperar la movilidad mediante la cirugía.
Suele ser producida por una lesión a nivel del tórax.
La tetraplejia consiste en la pérdida total o parcial de la movilidad y la sensibilidad en las extremidades y el torso.
Los pacientes pierden el control total de estas funciones anatómicas: vejiga, intestinos, función sexual, digestión, respiración, movilidad y sensibilidad.
Suele ser producida por una lesión a nivel cervical.
Una vez consolidada la fractura, el paciente debe trabajar para recuperar la movilidad al completo. La necesidad de rehabilitación irá ligada al grado, causa, localización y características de la fractura vertebral.
Los ejercicios siempre irán guiados por un fisioterapeuta y se adaptarán a las necesidades de cada paciente:
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