Osteotomía de rodilla:
Todo lo que debes saber

¿Qué es una osteotomía?

La osteotomía de rodilla es una intervención quirúrgica ortopédica que consiste en realizar un corte controlado en uno de los huesos que conforman la articulación (tibia o fémur), con el objetivo de cambiar la alineación del eje de la pierna y redistribuir las cargas que soporta la rodilla.

En condiciones normales, la carga del peso corporal se transmite de manera equilibrada a través del fémur y la tibia. Sin embargo, cuando existe una desviación del eje mecánico —como ocurre en las rodillas en varo (“en paréntesis”) o en valgo (“en X”)—, un compartimento de la rodilla soporta más presión que el otro. Con el tiempo, este exceso de carga genera desgaste progresivo del cartílago (artrosis unicompartimental), dolor, inflamación y limitación funcional.

Desde un punto de vista técnico, la cirugía puede realizarse en la tibia (osteotomía tibial alta) o en el fémur (osteotomía femoral distal), y puede ser valguizante (corrige el varo) o varizante (corrige el valgo). La decisión depende de la localización del desgaste, la magnitud de la deformidad y las características del paciente.

Indicaciones de la osteotomía de rodilla

La osteotomía de rodilla no es un procedimiento universal; está indicada en situaciones muy concretas en las que el dolor y la limitación funcional se deben a un desgaste localizado y a una alteración del eje mecánico de la extremidad.

Las principales indicaciones clínicas son:

Objetivos terapéuticos de la osteotomía

La finalidad de una osteotomía no es únicamente “enderezar la pierna”, sino restablecer un equilibrio funcional que permita prolongar la vida útil de la articulación. Los objetivos terapéuticos se pueden resumir en cuatro grandes pilares:

Aliviar el dolor

La corrección del eje mecánico reduce la sobrecarga sobre el compartimento dañado, lo que disminuye de manera significativa la sintomatología dolorosa.

Mejorar la función y la movilidad

Al redistribuir las cargas, el paciente recupera la capacidad de caminar, subir y bajar escaleras o realizar actividades diarias sin limitaciones.

Retrasar la evolución de la artrosis

La osteotomía ralentiza la degeneración del cartílago en la zona afectada y protege el compartimento sano, prolongando los años de funcionalidad de la rodilla sin necesidad de implantar una prótesis.

Conservar la articulación natural

A diferencia de las prótesis, la osteotomía preserva los huesos y tejidos propios del paciente, lo que facilita un mayor rango de movimiento y mejores sensaciones articulares en personas jóvenes y activas.

Tipos de osteotomía de rodilla

Existen diferentes modalidades de osteotomía de rodilla, y la elección depende de la localización del desgaste, el tipo de desalineación y las características del paciente. El objetivo común a todas ellas es modificar el eje mecánico de la pierna para redistribuir las cargas de manera más equilibrada sobre la articulación.

Según el hueso donde se realiza la corrección

Osteotomía tibial alta (OTA)

Es la más frecuente y se utiliza principalmente en rodillas en varo, cuando el desgaste se localiza en el compartimento medial (interno). Se realiza en la parte proximal de la tibia, justo por debajo de la rodilla, corrigiendo la desviación hacia fuera (valguizante).

Osteotomía femoral distal

Indicada en casos de genu valgo (“piernas en X”) con sobrecarga en el compartimento lateral de la rodilla. La corrección se realiza en el fémur distal para desplazar la carga hacia la parte medial.

Según la dirección de la corrección

Osteotomía valguizante

Se emplea para corregir las rodillas en varo, trasladando el peso hacia el compartimento externo (lateral).

Osteotomía varizante

Indicada en rodillas en valgo, para derivar la carga hacia el compartimento interno (medial).

Según la técnica quirúrgica aplicada

Osteotomía de apertura (open wedge)

Consiste en realizar un corte en el hueso y abrir un espacio que se rellena con injerto óseo o material sintético, fijado con placas y tornillos.

Osteotomía de cierre (closed wedge)

Se reseca un pequeño fragmento de hueso en forma de cuña, aproximando los bordes restantes para corregir el eje.

Osteotomía con bisagra (hinge)

El corte no atraviesa completamente el hueso, de manera que queda un punto de apoyo óseo que actúa como bisagra. Esto permite abrir o cerrar el ángulo sin interrumpir totalmente la continuidad ósea.

En muchos casos, el cirujano puede combinar varias de estas técnicas para lograr la corrección ideal, siempre adaptada al grado de deformidad, el estado del cartílago y el nivel de actividad del paciente.

La osteotomía tibial alta valguizante de apertura interna es, en la actualidad, la técnica más utilizada para el tratamiento de la artrosis medial en rodillas varas, debido a su precisión y predictibilidad.

Técnica quirúrgica paso a paso

La osteotomía de rodilla es una cirugía meticulosamente planificada. Aunque existen variantes (tibial alta valguizante, femoral distal varizante; apertura/cierre; con o sin bisagra), el procedimiento comparte una secuencia lógica: planificación milimétrica del ángulo a corregir, corte óseo controlado, estabilización rígida con implantes y recuperación guiada para favorecer la consolidación y restaurar la función.

Preparación preoperatoria

Antes del quirófano, se realiza una planificación geométrica precisa. Las radiografías de miembros inferiores en carga permiten medir el eje mecánico (ángulo cadera-rodilla-tobillo), cuantificar el varo/valgo y definir el punto objetivo de carga al que se quiere desplazar la línea de gravedad (corrección “a medida” según cartílago remanente y compartimento afectado).

La RM valora el estado del cartílago, meniscos y ligamentos; en deformidades crónicas se estudia la oblicuidad de la línea articular para evitar sobrecorrecciones. Puede emplearse software de planificación o guías de corte específicas del paciente.

En paralelo, se optimizan factores modificables: control glucémico, suspensión temporal de anticoagulantes/antiagregantes cuando corresponda, abandono de tabaco (reduce riesgo de pseudoartrosis), corrección de déficit de vitamina D, pérdida ponderal si hay sobrepeso y “prehab” (fortalecimiento de cuádriceps y glúteos, movilidad de tobillo y cadera). La consulta de anestesia define el plan (regional o general) y la profilaxis tromboembólica individualizada.

En quirófano, el paciente se coloca en decúbito supino con apoyo del miembro y control fluoroscópico. Se administra antibiótico profiláctico y se marcan referencias óseas y cutáneas de seguridad.

Descripción de la técnica (secuencia estándar)

En una osteotomía tibial alta valguizante de apertura interna —la más frecuente en varo medial—, se realiza una incisión anteromedial y se protege el paquete neurovascular posterior. Con guías de corte y bajo escopia, se efectúa el osteocorte en la metáfisis proximal tibial, respetando una “bisagra” lateral ósea. Con cinceles y separadores progresivos, se abre la cuña hasta alcanzar la corrección planificada; el cirujano verifica en tiempo real el trazo del eje mecánico y la altura de la tibia proximal para no alterar la línea articular. El espacio creado se rellena con injerto óseo (autólogo iliaco o aloinjerto) o sustitutos sintéticos (fosfato tricálcico/hidroxiapatita) para favorecer la consolidación y mantener la apertura.

La fijación se realiza con placa bloqueada y tornillos angulados que proporcionan estabilidad rígida y permiten una movilización precoz sin colapso. Se comprueba la corrección, la estabilidad y la ausencia de fractura de la bisagra lateral. Se irriga, se cierra por planos y se aplica vendaje compresivo. En valgo lateral, la osteotomía femoral distal varizante invierte el concepto: corrección sobre fémur, con cuña de cierre o apertura según el caso, protegiendo el nervio femorocutáneo y evitando excesiva oblicuidad de la línea articular.

En casos seleccionados se asocian gestos complementarios (suturas meniscales, reparaciones condales, realineación patelofemoral), o se indican osteotomías combinadas si la deformidad tiene componente femoral y tibial. El objetivo es siempre redistribuir carga sin generar incongruencias ni sobrecorrecciones que comprometan la biomecánica.

Recuperación por fases (0–6 semanas, 6–12 semanas, >3 meses)

0–6 semanas. Periodo de protección biológica.

Se controla el dolor con analgesia pautada y, si procede, bloqueo regional las primeras horas. Son clave la crioterapia intermitente, la elevación y la movilización precoz del tobillo para prevenir trombosis. La carga suele ser parcial con dos muletas (entre 10 y 20 kg o “apoyo de contacto”, según fijación y calidad ósea).

Se prioriza extensión completa desde los primeros días y se progresa flexión de forma gradual (p. ej., 0-90° al final de la segunda-tercera semana, si la estabilidad lo permite). Se inician isométricos de cuádriceps y glúteo, contracciones del tríceps sural, activación del core y respiración diafragmática. Curación de herida y control radiográfico a 4–6 semanas valoran el callo óseo inicial.

Con signos de consolidación en la radiografía, se aumenta la carga progresiva hasta el apoyo completo y se retiran muletas de manera escalonada. Se trabaja la reeducación de la marcha, la propiocepción (suelo estable → inestable), y el refuerzo en cadena cinética cerrada (sentadillas parciales, prensa con bajo tonelaje, step-ups).

La biclicleta estática y elíptica de baja resistencia ayudan a ganar resistencia sin impacto. Se normaliza la movilidad (objetivo: flexión funcional >120°) y se recupera fuerza simétrica cadera-rodilla-tobillo.

Consolidada la osteotomía, se introducen impactos controlados (caminar en pendientes suaves, marcha nórdica), trabajo de potencia y cambios de ritmo según tolerancia. Deportes sin impacto (natación, ciclismo, pilates, gimnasio) son generalmente bien aceptados.

La carrera continua en terreno blando y progresivo puede valorarse en casos seleccionados; deportes de alto impacto o pivotaje se individualizan y, en osteotomías por artrosis, suelen desaconsejarse como hábito. Se reevalúa radiológicamente la consolidación completa entre el tercer y sexto mes y se decide el retorno laboral según demandas del puesto (oficina: 4–6 semanas; trabajo físico: 8–12+ semanas).

Cicatriz tras la osteotomía de rodilla

La incisión suele situarse en la región anteromedial de la tibia proximal (en femoral, lateral distal del muslo). Su longitud varía (aprox. 6–10 cm) según habitus y técnica. La cicatriz pasa por fases: rojiza y más visible en los primeros meses, blanqueando y madurando hasta los 12–18 meses.

Es frecuente una zona de hipoestesia cutánea perilesional (pequeñas ramas nerviosas cutáneas) que mejora con el tiempo. Para optimizar el resultado estético se recomiendan láminas o geles de silicona tras el cierre, masaje de la cicatriz cuando esté estable, y fotoprotección estricta.

Algunas personas notan cierta prominencia por la placa; no implica problema. Si a medio plazo genera molestia al apoyo o con la actividad, puede valorarse su retirada electiva una vez consolidada la osteotomía (habitualmente >12–18 meses).

Recuperación tras una osteotomía de rodilla

La recuperación de una osteotomía es un proceso progresivo que exige disciplina, fisioterapia específica y revisiones periódicas. A diferencia de una prótesis total, en la que se sustituye la articulación, aquí el hueso debe consolidar tras el corte y la corrección, por lo que los tiempos de rehabilitación son más largos y cuidadosos.

El protocolo puede variar según la técnica (apertura vs cierre, tibial vs femoral) y la estabilidad obtenida con los implantes, pero en términos generales se distinguen varias fases:

Primeras semanas (0–6)

La consolidación ósea completa puede tardar entre 3 y 6 meses, y el resultado funcional definitivo se evalúa entre los 6 y 12 meses tras la cirugía.

Vida después de una osteotomía

La vida tras una osteotomía de rodilla suele mejorar de forma significativa cuando se logra el objetivo de la corrección: menos dolor, mayor estabilidad y una mejor autonomía en la vida diaria. No obstante, el éxito depende en gran medida de los hábitos del paciente y de su grado de implicación en la rehabilitación.

En algunos pacientes, los implantes (placas y tornillos) pueden generar molestias locales, y en ese caso se plantea su retirada pasados 12–18 meses, siempre tras confirmarse la consolidación ósea.

Limitaciones tras una osteotomía

Aunque la osteotomía mejora notablemente la calidad de vida, también implica ciertas limitaciones permanentes o temporales que el paciente debe conocer:

En resumen, la osteotomía ofrece al paciente años de rodilla funcional sin prótesis, pero exige compromiso con el cuidado personal, actividad física adaptada y revisiones periódicas para vigilar la evolución de la articulación.

Ventajas de la osteotomía frente a otras cirugías

La osteotomía de rodilla es una técnica que, bien indicada, ofrece beneficios diferenciales respecto a otras cirugías ortopédicas como la artroplastia parcial, la prótesis total o incluso los tratamientos exclusivamente conservadores. Su valor reside en que permite preservar la articulación nativa y devolver funcionalidad durante muchos años, sobre todo en pacientes jóvenes y activos.

Comparativa con otras cirugías

ProcedimientoIndicación principalPreserva articulación naturalNivel de invasiónTiempo de recuperaciónDurabilidad estimadaLimitaciones funcionalesComentario clave
Osteotomía de rodillaPacientes jóvenes/activos con artrosis unicompartimental y deformidad en varo/valgoModerado (realineación ósea con fijación)3–6 meses para actividad plena10–15 años antes de posible prótesisEvitar deportes de impacto repetidoRetrasa la prótesis y permite mantener rodilla nativa
Prótesis total de rodilla (artroplastia total)Artrosis avanzada generalizada, pacientes mayores o con limitación severaNoAlto (sustitución completa)3–6 meses15–20 años (revisión compleja)Prohibidos deportes de impacto; sensación “mecánica”Solución definitiva en artrosis difusa
Prótesis parcial (unicondilar)Artrosis aislada en un compartimento, pacientes mayores con buen alineamientoParcialMedio2–3 meses10–15 añosPosible progresión de artrosis en otros compartimentosPermite buena movilidad, pero puede necesitar revisión
Artroscopia terapéuticaLesiones meniscales, condromalacia focal, cuerpos libres, diagnósticoBajo (mínimamente invasiva)4–6 semanasNo modifica la evolución de la artrosisSin limitaciones relevantesÚtil en lesiones focales, no indicada en artrosis avanzada
Infiltraciones / tratamientos conservadoresDolor leve–moderado en fases iniciales.Ninguno.Sin recuperación quirúrgica.Efecto limitado (meses).Sin restricciones funcionales.

Resultados y eficacia a largo plazo

La osteotomía de rodilla es una cirugía conservadora de la articulación cuyo éxito se mide por tres variables: alivio del dolor, mejora funcional sostenida y capacidad para retrasar o evitar la artroplastia (prótesis). En pacientes bien seleccionados —artrosis unicompartimental, deformidad en varo/valgo corregible, buen rango de movilidad y ausencia de inestabilidad ligamentosa significativa— los resultados son muy consistentes.

En el corto plazo (6–12 meses) la mayoría de los pacientes refieren un descenso notable del dolor al cargar, reducen el uso de analgésicos y recuperan actividades como caminar a buen ritmo, subir/bajar escaleras y mantenerse de pie tiempos prolongados. En las escalas clínicas (KOOS, WOMAC, Oxford Knee Score) se observa una mejoría clínicamente relevante tanto en dolor como en función y calidad de vida.

A medio plazo (2–5 años), la corrección del eje mecánico se traduce en una disminución de episodios inflamatorios y en menor progresión de la degeneración en el compartimento descargado. Los pacientes activos retoman ejercicio sin impacto (ciclismo, natación, senderismo), e incluso prácticas de impacto moderado seleccionadas y bien dosificadas, según tolerancia clínica y control radiológico.

A largo plazo (10–15 años), diversas series muestran tasas de “supervivencia” del procedimiento elevadas en perfiles adecuados: una proporción significativa de pacientes no precisa prótesis en ese intervalo y mantiene función satisfactoria. Cuando con los años progresa la artrosis global, la transición a prótesis suele realizarse en mejores condiciones (menor dolor, buena alineación previa y stock óseo preservado), lo que facilita la artroplastia de rescate.

Factores que mejoran la eficacia:

Factores que pueden empeorar el pronóstico:

Riesgos y complicaciones

Como toda cirugía ósea, la osteotomía comporta riesgos. La buena planificación, la técnica depurada y el cumplimiento del plan de rehabilitación reducen su incidencia, pero es importante conocerlos para anticiparlos y tratarlos precozmente.

Complicaciones tempranas (primeras semanas)

Complicaciones óseas/biomecánicas

Complicaciones neurológicas/vasculares

Complicaciones relacionadas con el implante

Complicaciones funcionales

Eventos tardíos

Señales de alarma que exigen consulta precoz:

Cómo reducir riesgos (paciente y equipo)

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Preguntas frecuentes sobre la osteotomía

Generalmente se emplea anestesia raquídea o epidural combinada con sedación, lo que permite al paciente estar relajado y sin dolor durante la intervención. En algunos casos, según las características clínicas o las preferencias del anestesista, puede recurrirse a anestesia general.

El tiempo quirúrgico suele estar entre 60 y 120 minutos, dependiendo de la técnica (osteotomía de apertura interna, cierre externo o combinada), el grado de corrección necesario y si se realizan procedimientos asociados (como meniscectomía parcial o tratamiento condral).

Sí. Aunque los tornillos y placas de osteosíntesis suelen ser permanentes, en algunos pacientes provocan molestias locales o irritación de tejidos blandos. En esos casos, se recomienda la retirada electiva del material una vez confirmada la consolidación ósea (normalmente después de 12–18 meses).

No. Una osteotomía correctamente realizada no contraindica una prótesis futura. De hecho, suele facilitar la transición porque el paciente llega con mejor musculatura y mejor alineación general. Lo único que puede requerirse es una planificación quirúrgica más cuidadosa en la futura artroplastia debido a la existencia de cicatrices y osteosíntesis previas.

Generalmente se permite volver a conducir entre la 6ª y la 8ª semana, siempre que el paciente recupere la fuerza suficiente, no presente dolor limitante y sea capaz de realizar movimientos de frenado y aceleración con seguridad.

El sobrepeso u obesidad incrementa la carga sobre la rodilla y puede comprometer la supervivencia del procedimiento. Mantener un índice de masa corporal saludable es clave para prolongar la eficacia de la osteotomía y mejorar los resultados funcionales.

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