El genu varo es una deformidad de la rodilla en la que las piernas presentan una inclinación hacia afuera. Esta condición también es conocida como rodilla en varo o pierna varo.
En términos anatómicos, el genu varo implica una alteración en el ángulo de la pierna en relación con el fémur y la tibia, lo que provoca una distribución anómala de las fuerzas sobre las articulaciones de la rodilla. Esta desalineación puede generar presión y desgaste en las partes internas de la rodilla, contribuyendo a diversos problemas articulares, como la artrosis de rodilla o el dolor crónico.
Es importante destacar que el genu varo no es una enfermedad única, sino un signo de que hay algo que no está funcionando correctamente en la biomecánica de la rodilla. En función de su causa, esta afección puede ser fisiológica o desarrollarse como consecuencia de un trastorno o lesión, y puede presentarse en diferentes grados de severidad.
El diagnóstico comienza con una evaluación exhaustiva de la historia clínica del paciente. El médico preguntará sobre: si el paciente experimenta dolor, rigidez, dificultad para caminar o deformidades en las piernas: si el paciente ha tenido lesiones previas, problemas metabólicos o antecedentes familiares; y, si es un niño, se evalúa si la curvatura de las piernas es fisiológica o si es probable que se corrija naturalmente.
El examen físico es una parte fundamental en el diagnóstico del genu varo. El médico examina la posición de las piernas del paciente en bipedestación (de pie). En los casos de genu varo, se observará que las rodillas permanecen separadas cuando los pies están juntos. Para evaluar el grado de deformidad, se puede medir el ángulo entre el fémur y la tibia. El médico comprobará si hay limitación del movimiento de la articulación, lo que podría indicar inflamación o daño en los tejidos articulares.
Las pruebas de imagen son fundamentales para evaluar el grado de la deformidad y las posibles complicaciones asociadas, como el daño en los cartílagos o el desgaste de la articulación.
Es importante realizar un diagnóstico diferencial para asegurar que el genu varo no esté asociado con otras afecciones, como:
Genu Valgo
La rodilla en valgo o «piernas en X» es la deformidad opuesta al genu varo. En el caso del genu valgo, las rodillas se acercan entre sí mientras que los pies están separados.
Artritis o artrosis
Pueden contribuir a la deformidad de la rodilla, por lo que es necesario evaluar el estado del cartílago y los huesos.
El genu varo es una condición que se caracteriza por la curvatura de las piernas hacia afuera, generando una separación entre las rodillas cuando la persona está de pie.
Esta deformidad puede ser causada por diversos factores, que van desde procesos fisiológicos normales hasta condiciones patológicas que afectan la alineación de la pierna.
En los primeros 2-3 años de vida, es normal que los niños presenten una alineación en la que las piernas tienen una ligera curvatura hacia afuera. Esta condición suele corregirse de manera espontánea a medida que el niño crece y se desarrolla. Sin embargo, en algunos casos, la deformidad puede persistir o volverse más pronunciada, lo que podría necesitar intervención.
Este tipo de genu varo es completamente normal en el proceso de desarrollo infantil y no suele requerir tratamiento.
Enfermedades metabólicas
Condiciones como el raquitismo (déficit de vitamina D, calcio o fosfato) pueden afectar el desarrollo óseo, provocando deformidades en las piernas, incluida la curvatura hacia afuera, lo que conduce al genu varo. En el raquitismo, el hueso se debilita y no se desarrolla correctamente, lo que aumenta el riesgo de deformidades articulares.
Artritis y artrosis de rodilla
La degeneración del cartílago en la rodilla es una causa frecuente de genu varo en adultos. En la artrosis, el desgaste del cartílago en la parte interna de la articulación genera un desequilibrio en la distribución de las fuerzas articulares. Esto provoca un desplazamiento de la tibia hacia fuera, llevando a la deformidad en varo. En muchos casos de genu varo artrósico, las personas experimentan dolor crónico debido al daño en la articulación.
Lesiones traumáticas o fracturas
Las fracturas de los huesos que forman la rodilla, especialmente la tibia o el fémur, pueden alterar la alineación normal de la pierna. Un traumatismo grave o una fractura mal tratada pueden causar un genu varo postraumático, donde los huesos no cicatrizan adecuadamente, resultando en una curvatura hacia afuera de la pierna.
Deformidades congénitas
Algunas personas nacen con malformaciones que afectan la alineación de la rodilla. Estas deformidades pueden ser causadas por factores genéticos o alteraciones en el desarrollo óseo fetal. En estos casos, el genu varo puede ser evidente desde el nacimiento o en la infancia temprana y puede requerir tratamiento quirúrgico o conservador dependiendo de la severidad.
Desequilibrios musculares
El desequilibrio en la fuerza o la flexibilidad de los músculos que rodean la rodilla puede afectar la alineación de la articulación. Por ejemplo, si los músculos internos de la pierna son más débiles que los externos, pueden empujar la tibia hacia fuera, produciendo la deformidad en varo.
Condiciones asociadas con sobrepeso u obesidad
El exceso de peso aumenta la carga sobre las articulaciones, especialmente sobre las rodillas. El genu varo relacionado con el sobrepeso es común, ya que el aumento de peso genera un estrés adicional en la articulación de la rodilla, alterando la alineación y favoreciendo el desgaste del cartílago.
El genu varo también puede estar relacionado con predisposiciones genéticas que afectan la formación ósea o la alineación de las articulaciones.
En algunos casos, la deformidad puede ser hereditaria y presentarse en generaciones sucesivas. Este tipo de genu varo hereditario puede desarrollarse a medida que la persona envejece, especialmente si hay una predisposición a desarrollar problemas articulares, como la artrosis de rodilla.
El genu varo puede clasificarse según la gravedad de la deformidad y el impacto que tiene en la alineación de las piernas o la distancia intercondilea del genu varo. Esta clasificación es importante para determinar el tratamiento más adecuado y evaluar la evolución de la afección.
El genu varo leve se presenta como una curvatura ligera en las piernas, sin causar dolor o problemas funcionales significativos. A menudo, las personas con genu varo leve no presentan limitaciones para caminar o realizar actividades cotidianas.
Esta forma de genu varo puede desarrollarse en adultos como resultado de un ligero desgaste articular, pero no necesariamente conduce a complicaciones graves.
La separación de las rodillas es pequeña, generalmente menos de 5 cm. La deformidad no interfiere con las actividades diarias. Puede ser el resultado de una condición fisiológica o una ligera desalineación articular, que no está asociada con otras afecciones graves.
El genu varo moderado es una forma de la deformidad más evidente, con una separación mayor entre las rodillas y una curvatura más pronunciada en las piernas. En este caso, las personas pueden comenzar a experimentar dolor o molestias, especialmente durante actividades físicas o cuando están de pie durante períodos prolongados.
Además, el genu varo moderado puede estar asociado con una mayor carga sobre una parte de la rodilla, lo que podría aumentar el riesgo de desarrollar artrosis de rodilla. La curvatura es más pronunciada, con una separación de las rodillas que puede superar los 5 cm. Los pacientes pueden experimentar dolor en la parte interna de la rodilla.
El genu varo severo es la forma más grave de la deformidad, en la que las piernas presentan una curvatura pronunciada, lo que genera una separación significativa entre las rodillas.
La deformidad afecta notablemente la alineación de la pierna y puede generar dolor intenso, limitación de movimiento y dificultad para caminar. Esta forma de genu varo puede estar asociada con un mayor riesgo de desarrollar artrosis o desgaste articular en la rodilla.
La separación entre las rodillas es muy amplia (más de 10 cm en algunos casos). Puede haber dolor constante en la rodilla, especialmente al caminar, y una marcada dificultad para realizar movimientos como subir escaleras o caminar grandes distancias.
El genu varo bilateral se refiere a una deformidad en la que ambas piernas presentan una desviación hacia afuera de las rodillas, de manera simétrica o asimétrica. En esta condición, cuando una persona está de pie con los pies juntos, las rodillas permanecen separadas, creando una apariencia de piernas arqueadas o en forma de «O».
La deformidad bilateral puede ejercer presión adicional en las partes internas (compartimento medial) de ambas articulaciones de la rodilla, incrementando el riesgo de desarrollar artrosis bilateral.
En algunos casos, el genu varo puede estar presente en niños debido a una malformación congénita o como consecuencia de enfermedades metabólicas, como el raquitismo. Aunque en algunos casos el genu varo infantil es transitorio y se resuelve por sí solo, en otros puede requerir tratamiento.
Uno de los síntomas más evidentes del genu varo es la curvatura visible de las piernas, especialmente cuando el paciente está de pie con las piernas rectas. En esta posición, las rodillas se separan entre sí, y se puede observar que las piernas se desvían hacia afuera. Dependiendo de la gravedad de la curvatura, la separación entre las rodillas puede ser más o menos pronunciada.
El dolor en la parte interna de la rodilla es uno de los síntomas más comunes en personas con genu varo, especialmente en aquellos que presentan la deformidad debido a problemas articulares, como la artrosis de rodilla.
Este dolor suele ser resultado del desajuste en la alineación de la pierna, que provoca un aumento de la presión en el lado interno de la rodilla.
A medida que el genu varo avanza y afecta la articulación de la rodilla, puede generar rigidez en la rodilla afectada. Esto es más común en pacientes con genu varo artrósico, donde el desgaste del cartílago y la deformidad en la alineación de la pierna dificultan la flexión y extensión completa de la rodilla.
El genu varo puede alterar la biomecánica normal de la marcha, lo que puede generar una sensación de inestabilidad en la rodilla o incluso una falta de control durante actividades cotidianas.
La curvatura anómala de las piernas cambia el punto de apoyo de la rodilla, lo que puede hacer que el paciente sienta que la rodilla está menos estable o que podría “ceder” al caminar.
En algunos casos, el genu varo puede provocar una sensación de fatiga generalizada en las piernas, especialmente después de caminar o estar de pie por mucho tiempo. Esto se debe a que la deformidad en las piernas genera un desequilibrio en la distribución del peso y las fuerzas, lo que aumenta la carga sobre los músculos y articulaciones de las piernas.
El genu varo puede afectar la postura general del cuerpo, especialmente si la curvatura es más severa. La alineación anormal de las piernas puede modificar la postura, lo que genera una compensación en otras partes del cuerpo, como la cadera, la columna vertebral o los pies.
En los casos más avanzados de genu varo, especialmente aquellos asociados con artrosis de rodilla, la articulación de la rodilla puede volverse inflamada y sensible. La inflamación es una respuesta natural del cuerpo a la degeneración del cartílago y los huesos subyacentes.
Puede tener diversas consecuencias para la salud, tanto a nivel articular como funcional. Las consecuencias del genu varo pueden variar en función de la gravedad de la deformidad, la causa subyacente y la respuesta del cuerpo al desajuste biomecánico.
1. Extensión de rodilla
Tumbados en el suelo, colocamos una toalla enrollada debajo del talón y la levantamos unos 15 cm del suelo y la volvemos a bajar. Este ejercicio es muy positivo y poco invasivo.
2. Flexión de rodilla
Sentados en el suelo y con las piernas extendidas, llevamos la rodilla flexionada hacia nuestro cuerpo y la volvemos a estirar.
3. Sentadillas con pelota
Colocamos una pelota de pilates entre nuestra espalda y la pared y doblamos las rodillas en un ángulo de 45º
4. Elevación de piernas
Tumbados en el suelo boca arriba, elevamos la pierna hacia arriba unos centímetros y la mantenemos 10 segundos elevada antes de volverla a bajar.
5. Elevación de pelvis
Tumbados boca arriba y con los pies apoyados en el suelo, elevamos la pelvis y contraemos el glúteo durante 10 segundos antes de volver a bajar.
El uso de dispositivos ortopédicos, como plantillas o soportes de rodilla, es común para aliviar el dolor asociado al genu varo. Estos dispositivos pueden ayudar a mejorar la alineación de la pierna y distribuir mejor las cargas sobre la rodilla, reduciendo la presión sobre la parte interna de la articulación.
Existen férulas y órtesis diseñadas para ayudar en el tratamiento del genu varo, aunque su efectividad depende del grado de deformidad, la edad del paciente y la causa subyacente. Estas herramientas son más útiles en niños o adolescentes con genu varo fisiológico o en etapas tempranas, cuando el crecimiento óseo aún permite cierta corrección. En adultos, su uso se centra en aliviar síntomas y mejorar la funcionalidad más que en corregir la deformidad.
La fisioterapia es una de las primeras opciones de tratamiento para el genu varo, especialmente en casos donde la deformidad es leve o moderada. Los fisioterapeutas pueden enseñar ejercicios para fortalecer los músculos de la pierna, mejorar la movilidad de la rodilla y reducir el dolor.
– Ejercicios de fortalecimiento: ayudan a estabilizar la rodilla y mejorar su función. Los músculos fuertes pueden aliviar la presión sobre la articulación y mejorar la marcha.
– Terapias de estiramiento: mejoran la flexibilidad y reducen la rigidez de la rodilla afectada.
– Técnicas de control del dolor: como la aplicación de calor o frío, ultrasonidos terapéuticos o electroterapia, que pueden ayudar a reducir la inflamación y el dolor.
– Puente con banda elástica: este ejercicio fortalece glúteos e isquiotibiales. Coloca una banda elástica alrededor de las rodillas, túmbate boca arriba con las piernas flexionadas y los pies apoyados en el suelo. Eleva lentamente la pelvis manteniendo la alineación de las rodillas contra la resistencia de la banda, y luego baja controladamente. Realiza de 10 a 15 repeticiones.
– Sentadilla con pelota: ayuda a fortalecer los músculos abductores y mejorar la alineación. Coloca una pelota pequeña entre las rodillas y realiza una sentadilla, manteniendo la espalda recta y apretando la pelota para activar los músculos internos del muslo. Repite el movimiento 12 a 15 veces.
– Estiramiento de aductores: este ejercicio mejora la flexibilidad de los músculos internos del muslo. Siéntate con las plantas de los pies juntas y las rodillas hacia los lados, formando una postura en mariposa. Suavemente, presiona las rodillas hacia el suelo con las manos o utiliza el peso de tus piernas. Mantén la posición durante 20-30 segundos y repite tres veces.
– Equilibrio con una pierna: mejora la estabilidad y fortalece los músculos de soporte. Párate sobre una pierna y mantén el equilibrio durante 30 segundos. Si es posible, extiende el tiempo o utiliza una superficie inestable como un cojín para aumentar el desafío. Repite en cada pierna de 3 a 5 veces.
– Zancadas laterales: fortalece los músculos de la cadera y mejora la alineación. Da un paso grande hacia un lado con una pierna, flexionando la rodilla de esa pierna mientras mantienes la otra extendida. Vuelve a la posición inicial y repite con la otra pierna. Realiza 10 repeticiones por lado.
El sobrepeso y la obesidad son factores que contribuyen significativamente al genu varo y pueden empeorar el dolor y la progresión de la deformidad. La pérdida de peso puede aliviar la presión sobre las articulaciones de la rodilla y reducir los síntomas.
La osteotomía es una cirugía que implica cortar y realinear los huesos de la pierna para corregir el genu varo. Este procedimiento se realiza generalmente en pacientes más jóvenes, antes de que la rodilla desarrolle daño importante, como artrosis de rodilla.
El objetivo de la osteotomía es redistribuir las cargas en la rodilla para aliviar el dolor y retrasar el desgaste del cartílago, evitando la necesidad de una cirugía de reemplazo articular en etapas más avanzadas.
En casos avanzados de genu varo, cuando la deformidad ha llevado a una artrosis de rodilla severa, se puede considerar un reemplazo total de rodilla. Este procedimiento consiste en sustituir la rodilla dañada por una prótesis artificial, devolviendo la funcionalidad de la articulación.
En algunos casos, si hay un daño en los cartílagos o en otras estructuras dentro de la rodilla debido al genu varo, se puede realizar una artroscopia. Este es un procedimiento mínimamente invasivo que permite al cirujano examinar el interior de la rodilla y realizar reparaciones o limpieza del cartílago.
En los casos más avanzados, donde la artrosis y el daño del cartílago son severos, algunos tratamientos regenerativos pueden ser una opción: Plasma rico en plaquetas (PRP) o células madre.
Las terapias biológicas, como las inyecciones de ácido hialurónico, también pueden ser útiles en casos de genu varo asociado con artrosis. Estas inyecciones actúan como un lubricante dentro de la articulación, lo que puede reducir el dolor y mejorar la movilidad.
Sí, el genu varo se puede corregir sin cirugía en muchos casos, especialmente si la deformidad es leve o moderada. Los tratamientos conservadores incluyen el uso de plantillas ortopédicas personalizadas para mejorar la alineación, fisioterapia para fortalecer los músculos de la pierna y aliviar el dolor, y medicamentos antiinflamatorios para reducir la inflamación.
Sí, en muchos casos, el genu varo leve o moderado puede corregirse o controlarse sin necesidad de cirugía. El tratamiento conservador incluye el uso de plantillas ortopédicas, fisioterapia para fortalecer los músculos de la pierna, medicamentos para aliviar el dolor y, en algunos casos, la pérdida de peso. Sin embargo, en casos más graves o cuando existen complicaciones, como la artrosis de rodilla, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.
Los ejercicios de fortalecimiento de los músculos de la pierna, especialmente los cuádriceps, los isquiotibiales y los músculos abductores, pueden ayudar a mejorar la estabilidad de la rodilla y aliviar el dolor asociado con el genu varo. Además, ejercicios de estiramiento que aumenten la flexibilidad de la rodilla y la cadera también son beneficiosos. Siempre es recomendable seguir un programa diseñado por un fisioterapeuta para evitar lesiones y asegurar una mejora progresiva.
Sí, si el genu varo no se trata adecuadamente, puede empeorar con el tiempo. El desajuste en la alineación de las piernas genera un estrés adicional en la rodilla, lo que puede llevar a un mayor desgaste del cartílago, favoreciendo el desarrollo de artrosis y aumentando el dolor. Es fundamental tratar la deformidad de manera temprana para prevenir complicaciones a largo plazo.
El genu varo puede afectar el rendimiento deportivo al generar una alteración en la biomecánica de las piernas y aumentar el riesgo de lesiones. Los deportes que requieren cambios rápidos de dirección, como el fútbol o el baloncesto, pueden ser más difíciles debido a la falta de estabilidad en las rodillas.
Además, el dolor asociado con el genu varo puede limitar la capacidad para practicar deportes de alto impacto. Los tratamientos como la fisioterapia, el uso de ortesis y la corrección quirúrgica pueden ayudar a mejorar la funcionalidad y el rendimiento deportivo.
Sí, el genu varo se puede corregir o mejorar sin cirugía en ciertos casos, especialmente si la deformidad es leve o moderada y no está asociada con complicaciones graves como la artrosis avanzada. Los tratamientos conservadores incluyen ejercicios específicos para fortalecer los músculos de la pierna, como los abductores y cuádriceps, que mejoran la estabilidad de la rodilla.
Además, el uso de plantillas ortopédicas puede ayudar a redistribuir el peso de manera uniforme, aliviando la presión en las rodillas. En algunos casos, la fisioterapia y la pérdida de peso también juegan un papel clave en reducir el estrés articular y mejorar la alineación. Sin embargo, si el genu varo es severo o afecta significativamente la funcionalidad, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para corregirlo.
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