Cirugía asistida por robot:
Robot quirúrgico Mako™
Descubre los beneficios y cómo funciona la asistencia robótica en la cirugía de prótesis de rodilla, mejorando la precisión y recuperación del paciente.
Una prótesis de rodilla es un dispositivo médico que sustituye la articulación de la rodilla cuando esta está dañada por artrosis, artritis o lesiones. Su objetivo es aliviar el dolor y mejorar la movilidad del paciente, permitiéndole recuperar la calidad de vida y realizar actividades cotidianas con mayor facilidad.
La prótesis total de rodilla está formada por varios componentes. Un componente femoral metálico que se une al fémur con cemento, un componente tibial metálico que se une a la tibia con cemento, un componente de polietileno que se ancla a la tibia y permite que las dos superficies deslicen correctamente sin desgastarse. En ocasiones la superficie articular de la rótula se sustituye por un componente de polietileno.
Se recomienda una prótesis de rodilla cuando existe una artrosis avanzada de rodilla y además es sintomática. Normalmente, el paciente ha realizado otros tratamientos como son fisioterapia o infiltraciones sin obtener mejoría por lo que su función y calidad de vida se encuentran cada vez más limitadas.
Una vez establecido el diagnóstico, un especialista en cirugía de rodilla deberá consensuar el tratamiento más adecuado para el paciente, haciendo especial énfasis en que el balance beneficio-riesgo sea favorable.
Cuando la indicación es correcta y tanto la intervención como la recuperación transcurren de forma satisfactoria lo habitual es que el paciente experimente una mejora en su calidad de vida, con menos dolor y mejor función de su rodilla.
Existen diferentes tipos de prótesis de rodilla que se adaptan a las necesidades específicas de cada paciente, dependiendo del grado de daño en la articulación y otros factores individuales.
Consiste en el reemplazo total de rodilla, es decir, se sustituyen todas las estructuras que conforman la articulación por piezas sintéticas que permiten el movimiento natural de la rodilla. Es el tipo de prótesis más habitual.
La artroplastia parcial o unicompartimental sustituye únicamente uno de los compartimentos, el medial o el lateral y puede estar indicada cuando la artrosis afecta únicamente a uno de los compartimentos.
En ocasiones es necesario sustituir una prótesis por otra, se denomina recambio articular. Para suplir la falta de hueso o la insuficiencia de ligamentos se utilizan las prótesis de revisión que mediante el anclaje al hueso con vástagos y con un diseño distinto al de una prótesis normal. Con este diseño se puede solucionar la falta de hueso o la insuficiencia de los ligamentos.
La duración promedio de una prótesis de rodilla es de más de 15-20 años. Cuando hablamos de duración de una prótesis siempre nos vamos a referir a la supervivencia de la misma y normalmente lo vamos a expresar en porcentajes. La probablidad de que una prótesis implantada dure más de 15 años de de aproximadamente un 95%. En muchos casos puede durar de por vida.
Varios factores pueden influir en la duración de una prótesis de rodilla:
1. Nivel de actividad
Los pacientes que realizan actividades físicas de alto impacto, como correr o saltar, pueden desgastar la prótesis más rápido.
2. Peso del paciente
Un peso elevado ejerce mayor presión sobre la prótesis, lo que puede acelerar su desgaste.
3. Calidad del material
Las prótesis fabricadas con materiales más avanzados tienden a ser más duraderas.
4. Estado óseo
La calidad del hueso que rodea la prótesis también afecta su estabilidad y duración, especialmente en el caso de prótesis no cementadas.
5. Cirugía y cuidado postoperatorio
Una cirugía bien realizada y un adecuado programa de rehabilitación y seguimiento son fundamentales para maximizar la vida útil de la prótesis.
Antes de considerar una prótesis de rodilla el cirujano se tiene que asegurar de que los tratamientos previos han fracasado y que el paciente es buen candidato a la intervención. Antes de la intervención es preciso realizar una optimización de factores propios del paciente, los más importantes son el control del peso, la regulación de los niveles de azúcar y no fumar.
La cirugía se realiza con anestesia raquídea asociada a sedación para asegurar el confort del paciente durante la intervención. Antes de la intervención se administran antibióticos de forma intravenosa para disminuir el riesgo de infección. La piel se desinfecta con diferentes productos (povidona o clorhexidina) y la extremidad se aísla mediante paños quirúrgicos. Para limitar el sangrado y evitar las transfusiones se utiliza ácido tranexámico.
La incisión, de unos 15cm, se realiza en la cara anterior de la rodilla y a través de ésta se realiza la intervención que consiste en realizar unos cortes tanto en la tibia como en el fémur que permiten ajustar la prótesis al hueso del paciente. Este paso se puede realizar de la forma clásica con guías manuales. Actualmente disponemos de un brazo robótico que permite realizar estos cortes con una precisión de 0,5 mm esto permite un mejor ajuste del implante, una mejor función y mejor recuperación.
El cierre de la piel se suele realizar con grapas y se suele dejar un drenaje las primeras 24 horas.
La duración de una cirugía de prótesis de rodilla oscila entre 1 y 2 horas, dependiendo de factores como son el tipo de prótesis y características individuales del paciente.
Tras la intervención el paciente permanece en observación durante unas horas. Posteriormente es trasladado a planta donde comienza su recuperación.
Normalmente se permite caminar al paciente desde el primer día con ayuda de dos muletas. La duración del ingreso, si no existen complicaciones suele ser de 48h.
Descubre los beneficios y cómo funciona la asistencia robótica en la cirugía de prótesis de rodilla, mejorando la precisión y recuperación del paciente.
Tras una cirugía de prótesis de rodilla, la recuperación supone un fuerte compromiso por parte del paciente, que empezará la rehabilitación el mismo día de la cirugía o al día siguiente. El proceso de recuperación puede extenderse desde los 2 a los 4 meses.
Después de la cirugía, el paciente suele permanecer en el hospital durante unos días para el control del dolor y el inicio de la fisioterapia. En las primeras semanas, se trabaja en mejorar la movilidad de la rodilla, con la ayuda de un fisioterapeuta, y el uso de andadores o muletas para caminar. La recuperación completa puede tardar entre 3 a 6 meses, dependiendo del estado de salud y del seguimiento del plan de rehabilitación.
Fortalecer los músculos que rodean la rodilla es fundamental para una recuperación exitosa. Ejercicios específicos para fortalecer el cuádriceps, los isquiotibiales y los músculos de la pantorrilla ayudan a estabilizar la articulación. El trabajo de fuerza suele comenzar pocas semanas después de la cirugía, bajo la supervisión de un fisioterapeuta, y debe continuar de forma progresiva para recuperar la funcionalidad completa de la pierna.
Las actividades aeróbicas de bajo impacto, como caminar, nadar o andar en bicicleta estática, son recomendadas durante la fase de recuperación para mejorar la circulación, reducir la rigidez y aumentar la resistencia. Estas actividades se introducen gradualmente una vez que la movilidad de la rodilla mejora, y son fundamentales para mantener un buen estado físico sin comprometer la nueva prótesis.
Generalmente se trata de una cirugía satisfactoria que proporciona al paciente una mejoría sustancial en su calidad de vida. Sin embargo, al tratarse de una cirugía mayor en la que se implanta una prótesis metálica, pueden presentarse complicaciones que el paciente necesita conocer antes de someterse a esta intervención.
Aunque poco frecuente, alrededor del 1% de los pacientes pueden padecer este problema. Puede presentarse tanto en el postoperatorio inicial (infección aguda), hasta años después de la intervención (infección crónica). En las infecciones agudas se realiza un lavado, desbridamiento con recambio del polietileno seguido de antibioterapia. En las crónicas es necesario realizar un recambio en dos tiempos, en una primera intervención se retira la prótesis y se coloca un espaciador de cemento seguido de semanas o meses de antiobioterapia. Posteriormente se retira el espaciador y se implanta una nueva prótesis denominada prótesis de revisión.
Problema poco frecuente en el que uno o varios ligamentos pierden su tensión original y producen inestabilidad, puede requerir un recambio de la prótesis.
Pérdida del contacto del implante con el hueso, puede asociarse a una infección o no (aséptico). Suele requerir un recambio de la prótesis.
Un pequeño porcentaje de los pacientes presentan dolor residual persistente tras la intervención.
Pérdida de la movilidad de la rodilla. En casos leves se suele solucionar con fisioterapia. En casos graves suele precisar intervención quirúrgica
En Traumadrid brindamos una atención personalizada integral y de calidad para tratar todas las patologías derivadas de la anatomía de la rodilla y lograr una recuperación exitosa.
Nuestros traumatólogos y cirujanos ortopédicos están especializados en traumatología deportiva, contribuyendo al tratamiento y recuperación de numerosos deportistas cada año.
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El aflojamiento de una prótesis de rodilla se debe a un problema en la fijación de la prótesis al hueso, lo que puede provocar en el paciente: dolor, inflamación, enrojecimiento, salida de material purulento por la herida, etc.
Para la colocación de una prótesis de rodilla, principalmente se tiene en cuenta el tipo de lesión, aunque también la edad del paciente. Lo más habitual es que el paciente tenga más de 65 años y sufra un desgaste en la articulación; sin embargo, existen casos de adultos jóvenes, de entre 40 y 60 años, que debido a la gravedad de su patología o el nivel de dolor que sufren diariamente, se vuelve necesaria la cirugía protésica de rodilla.
Se recomienda dormir boca arriba con las piernas estiradas y sin nada debajo de la rodilla operada. También se puede dormir de lado, colocando una almohada entre las piernas.
El postoperatorio de una prótesis de rodilla puede ser doloroso, pero con la tecnología robótica MAKO, ese dolor se reduce significativamente. Gracias a su enfoque menos invasivo y a la precisión milimétrica en la colocación del implante, los pacientes suelen experimentar menos daño en los tejidos circundantes. Esto se traduce en una recuperación más cómoda y con mucho menos dolor en comparación con las técnicas tradicionales. Así que, con MAKO, puedes esperar una experiencia postoperatoria más manejable.
Los especialistas en Traumatología y Cirugía Ortopédica recomendamos tomar precauciones después de una cirugía de prótesis de rodilla. Se recomienda seguir una rutina de ejercicios, pero siempre teniendo en cuenta que no supongan un gran impacto para la articulación. Por esta razón, los deportes más recomendados para el fortalecimiento muscular de la rodilla son: natación, gimnasio, caminar y bicicleta.
Dependiendo del tamaño de cada prótesis, los implantes de rodilla pesan entre 400 y 600 gramos.
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