Metatarsalgia

La metatarsalgia es un dolor en la parte delantera del pie, principalmente en los metatarsos, que puede afectar la calidad de vida. Esta condición es común en personas activas o que pasan mucho tiempo de pie.

¿Qué es la metatarsalgia y cómo afecta a tus pies?

La metatarsalgia es una afección caracterizada por dolor en la parte delantera del pie, específicamente en la zona de los metatarsos. Estos son los huesos largos que conectan los dedos con el resto del pie y que soportan gran parte del peso corporal al caminar, correr o estar de pie.

Este dolor suele aparecer como una sensación punzante o ardorosa en la planta del pie y puede intensificarse con la actividad física o el uso prolongado de calzado inadecuado. En muchos casos, la metatarsalgia se debe a una sobrecarga en los metatarsos, causada por factores como el uso de tacones altos, un arco plantar muy pronunciado, el sobrepeso o ciertas condiciones médicas como la artritis o la diabetes.

Además del dolor, es común experimentar inflamación, sensación de hormigueo o entumecimiento en los dedos, e incluso la impresión de pisar sobre una piedra. Si no se trata adecuadamente, esta afección puede alterar la forma en que caminas y generar molestias en otras partes del cuerpo, como tobillos, rodillas o espalda, debido a la compensación postural.

Principales síntomas de la metatarsalgia

Los síntomas de la metatarsalgia incluyen:

Dolor en la planta del pie

El dolor suele ser más intenso en la zona de los metatarsos y empeora al caminar o estar de pie. Se experimenta cuando los pies soportan peso, especialmente con zapatos inapropiados o al realizar actividades que generen presión sobre esta área.

Ardor y sensación de hormigueo

Si la metatarsalgia está asociada con un neuroma de Morton, es común sentir ardor o una sensación de hormigueo entre los dedos, especialmente entre el tercer y cuarto dedo del pie. Esto ocurre debido a la compresión de los nervios.

Hinchazón y sensibilidad

La hinchazón en la parte frontal del pie es frecuente, acompañada de una sensación de sensibilidad al tacto. El aumento de la presión en los metatarsos puede generar molestias al presionar sobre la zona afectada.

Dificultad para caminar

El dolor al poner peso sobre el pie puede dificultar la marcha normal. Las personas pueden evitar poner el peso sobre el pie afectado, alterando su forma de caminar y causando molestias en otras partes del cuerpo.

Causas comunes de la metatarsalgia

La metatarsalgia puede ser causada por diversos factores, incluyendo:

Tipos de metatarsalgia y sus características

Existen varios tipos de metatarsalgia:

Metatarsalgia de Morton

Se trata de una forma común de neuroma de Morton, donde el nervio entre los dedos se comprime. Esta compresión provoca dolor agudo, ardor y sensación de hormigueo en la parte delantera del pie. El dolor tiende a intensificarse cuando se usan zapatos estrechos o de tacón alto, que aumentan la presión sobre el nervio afectado. También se puede experimentar una sensación de «pelotita» o «bulto» en la planta del pie, que se siente al caminar. El tratamiento de la metatarsalgia de Morton puede incluir cambios en el calzado, fisioterapia, y en algunos casos, intervenciones quirúrgicas.

Se caracteriza por un dolor persistente en la zona de los metatarsos que dura mucho tiempo. Este tipo de metatarsalgia puede ser más difícil de tratar, ya que el dolor puede empeorar si no se abordan las causas subyacentes, como el uso de calzado inapropiado o el sobrepeso. Las personas con metatarsalgia crónica suelen experimentar dolor constante al caminar o al permanecer de pie durante largos períodos. Esta forma puede estar asociada con la degeneración de los tejidos blandos o los huesos debido al estrés repetido sobre la articulación, lo que aumenta la incomodidad y la inflamación. Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, que puede incluir fisioterapia y ortesis, son esenciales para evitar que la condición empeore.

Se produce como resultado de un impacto o lesión directa en los huesos del metatarso. Este tipo de metatarsalgia es común en personas que han sufrido fracturas, esguinces o golpes directos en la zona del pie. Las fracturas de los metatarsianos o daños en los ligamentos y tejidos circundantes pueden generar inflamación, dolor agudo y dificultad para caminar. El tratamiento de la metatarsalgia traumática generalmente incluye reposo, inmovilización, y en algunos casos, cirugía, dependiendo de la gravedad de la lesión. Además, es fundamental seguir un programa de rehabilitación para restaurar la movilidad y prevenir problemas a largo plazo.

¿Cómo se diagnostica la metatarsalgia?

El diagnóstico de la metatarsalgia se realiza a través de un examen físico y pruebas de imagen como:

Radiografías

Son esenciales para identificar fracturas por estrés, deformidades óseas o signos de artritis en las articulaciones del pie. También pueden ayudar a detectar alteraciones en la alineación de los metatarsianos, que pueden contribuir al dolor.

Resonancia magnética

Esta prueba es útil para evaluar los tejidos blandos del pie, incluyendo ligamentos, tendones y nervios. Se recomienda especialmente si se sospecha de un neuroma de Morton o si hay signos de inflamación severa en la planta del pie.

Ecografía o TAC

Se usa para observar en tiempo real la estructura de los tejidos blandos y detectar inflamaciones, neuromas o bursitis en la zona metatarsiana. Es una técnica rápida y no invasiva que ayuda a diferenciar entre distintos tipos de lesiones.

Tomografía Computarizada (TAC)

En casos más complejos, cuando la metatarsalgia se asocia con deformidades óseas graves o lesiones estructurales, la TAC proporciona imágenes detalladas en 3D para evaluar la extensión del problema y planificar un tratamiento adecuado.

Opciones de tratamiento para la metatarsalgia

El tratamiento de la metatarsalgia puede ser conservador o quirúrgico:

Tratamiento conservador

El tratamiento conservador tiene como objetivo reducir la presión sobre los metatarsos, aliviar el dolor y mejorar la función del pie. Algunas de las opciones incluyen:

Tratamiento quirúrgico

Si los síntomas no mejoran con el tratamiento conservador y la metatarsalgia interfiere con la calidad de vida, puede ser necesario recurrir a una intervención quirúrgica. Las opciones quirúrgicas incluyen:

Tiempo de recuperación de la metatarsalgia

El tiempo de recuperación de la metatarsalgia puede variar significativamente según la causa del dolor, la gravedad de los síntomas y el tipo de tratamiento aplicado.

En los casos en los que se opta por un tratamiento conservador —como el uso de plantillas ortopédicas, calzado adecuado, fisioterapia y reposo— la recuperación suele oscilar entre 4 y 6 semanas, aunque algunos pacientes pueden notar mejoría antes si se siguen correctamente las indicaciones médicas.

Por otro lado, cuando la metatarsalgia requiere tratamiento quirúrgico, el proceso de recuperación puede extenderse a varios meses. En estos casos, es habitual que el paciente necesite entre 8 y 12 semanas para recuperar la funcionalidad básica del pie, aunque la recuperación completa puede tardar entre 3 y 6 meses, dependiendo del tipo de cirugía realizada y de la respuesta individual del paciente.

Durante el postoperatorio, es esencial seguir un protocolo de rehabilitación personalizado, que puede incluir sesiones de fisioterapia, ejercicios de fortalecimiento y control del apoyo progresivo. Esta fase es clave no solo para aliviar el dolor, sino también para recuperar la movilidad, corregir la pisada y prevenir futuras lesiones o recaídas.

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Preguntas frecuentes sobre la metatarsalgia

Sí, aunque es común en atletas, la metatarsalgia también puede presentarse en personas sedentarias debido a factores como el uso de calzado inadecuado, sobrepeso o deformidades en el pie.

Caminar descalzo en superficies blandas y seguras puede fortalecer los músculos del pie. Sin embargo, en superficies duras o irregulares, es preferible usar calzado adecuado para evitar aumentar el dolor o la lesión.

Sin tratamiento, la metatarsalgia puede derivar en dolor crónico, formación de callosidades dolorosas y alteraciones en la mecánica de la marcha, lo que podría afectar otras articulaciones como las rodillas o la espalda.

Sí, técnicas de masaje específicas pueden reducir la tensión y mejorar la circulación en la zona afectada, contribuyendo al alivio del dolor.

Sí, ejercicios que fortalecen los músculos intrínsecos del pie y mejoran la flexibilidad pueden ayudar a prevenir la metatarsalgia.

Sí, el exceso de peso aumenta la presión sobre los metatarsianos, incrementando el riesgo de desarrollar metatarsalgia. Mantener un peso saludable es una medida preventiva eficaz.

Es importante seleccionar zapatos con buena amortiguación, suela flexible, puntera amplia y tacón que no exceda los 2-3 centímetros. Además, el uso de plantillas personalizadas puede ser beneficioso.

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