La fractura de tobillo es una lesión frecuente que afecta los huesos del tobillo, generalmente debido a un golpe o caída. Su tratamiento adecuado es clave para evitar complicaciones y asegurar una correcta recuperación.
La fractura de tobillo es una lesión en la que uno o más de los huesos que forman la articulación del tobillo se rompen debido a un trauma, como una caída o un golpe fuerte.
Esta lesión puede variar en su gravedad, desde una simple fisura ósea hasta fracturas más complejas que afectan múltiples huesos. El tobillo está compuesto principalmente por tres huesos: el tibia, el peroné y el astrágalo (hueso del talón), y cualquier daño a estos puede interferir con la movilidad y causar dolor intenso.
Descripción: Este tipo de fractura involucra la fractura de los dos huesos principales del tobillo: el tibia (el hueso más grande en la parte interna) y el peroné (el hueso más pequeño en el lado exterior). Esta fractura generalmente ocurre debido a un giro o torsión violenta del tobillo.
Síntomas: Los síntomas incluyen dolor severo, hinchazón, y dificultad para mover el pie. En algunos casos, los huesos pueden estar desplazados, lo que provoca deformidad visible en el tobillo.
Tratamiento: Dependiendo de la gravedad, puede requerir tratamiento conservador con inmovilización en un yeso o, en casos más complejos, cirugía para realinear los huesos.
Descripción: Este tipo de fractura afecta a tres huesos del tobillo: el peroné, la tibia y el astrágalo (el hueso que forma la articulación del tobillo). Es una fractura más grave que involucra el daño a las tres partes principales que constituyen la estabilidad del tobillo.
Síntomas: Los síntomas incluyen un dolor agudo e incapacidad para mover la pierna, hinchazón importante y deformidad visible en el tobillo. La fractura trimaleolar es a menudo más compleja y puede afectar la integridad de los ligamentos que mantienen unidos estos huesos.
Tratamiento: Generalmente requiere cirugía para estabilizar la fractura, realinear los huesos y asegurar la correcta recuperación de la articulación.
Descripción: Esta fractura involucra el hueso peroné, que es el hueso más pequeño en la parte exterior del tobillo. A menudo ocurre debido a un impacto directo o una torsión violenta, y aunque puede no afectar directamente la estabilidad del tobillo, si no se trata correctamente, puede derivar en problemas adicionales.
Síntomas: Dolor y hinchazón en la parte exterior del tobillo, dificultad para caminar o mantener el equilibrio. Si la fractura es grave, puede haber deformidad visible.
Tratamiento: Dependiendo de la gravedad, se puede tratar con inmovilización o cirugía si la fractura es desplazada o si hay riesgo de inestabilidad en la articulación.
Descripción: La fractura simple es aquella que involucra uno o dos huesos del tobillo sin desplazamiento grave. En muchos casos, no hay fragmentos óseos que se deslicen fuera de su lugar. Las fracturas simples son generalmente menos graves y pueden tratarse con reposo, inmovilización (yeso o férula) y fisioterapia.
Síntomas: Dolor moderado a severo en el sitio de la fractura, hinchazón y moretones, con capacidad limitada para mover el tobillo, pero sin deformidad visible.
Tratamiento: Por lo general, el tratamiento conservador incluye la inmovilización durante unas semanas, seguido de fisioterapia para recuperar la movilidad.
Descripción: En las fracturas complejas, los huesos involucrados se fracturan en múltiples fragmentos o se desplazan significativamente. A menudo, las fracturas complejas afectan a varios huesos y pueden dañar los ligamentos y tejidos blandos circundantes, lo que hace que la lesión sea más complicada de tratar.
Síntomas: Dolor intenso e incapacidad para mover el tobillo, hinchazón grave, deformidad visible de la articulación y, en casos graves, exposición del hueso a través de la piel (fractura expuesta).
Tratamiento: Las fracturas complejas requieren intervención quirúrgica para alinear y estabilizar los huesos. En algunos casos, es necesario usar implantes metálicos (tornillos, placas, etc.) para fijar los huesos y asegurar una correcta cicatrización. Tras la cirugía, se necesitará un largo proceso de rehabilitación para recuperar la funcionalidad del tobillo.
Las fracturas de tobillo suelen ocurrir por un trauma directo o impacto en la articulación del tobillo. Las causas más comunes incluyen:
Caídas accidentales o torceduras
Las caídas accidentales son una de las principales causas de fractura de tobillo. Pueden ocurrir en diversas situaciones, como resbalones en superficies mojadas o resbaladizas, tropezones o caídas de altura, como al bajar escaleras o caminar por terreno irregular. Este tipo de accidente puede provocar torceduras en el tobillo, donde los huesos de la articulación se giran de manera anormal, ocasionando fracturas.
La gravedad de la lesión varía según la fuerza del impacto y el grado de afectación del tobillo.
Golpes fuertes o lesiones en deportes de contacto
Los deportes de contacto, como el fútbol, rugby y baloncesto, aumentan el riesgo de lesiones en el tobillo debido a los impactos directos que provocan caídas o giros forzados de la articulación. Un golpe fuerte en el tobillo puede generar una fractura, especialmente si no hay tiempo para reaccionar ante la fuerza aplicada. Estas lesiones son comunes cuando los jugadores se pisan entre sí, caen con el pie mal colocado o reciben un golpe violento en la zona del tobillo.
Accidentes automovilísticos
Los accidentes de tráfico son una causa frecuente de fracturas de tobillo. Durante un choque o colisión, los tobillos pueden experimentar una gran cantidad de fuerza cuando el vehículo se detiene bruscamente o cuando el pie queda presionado contra el freno o el acelerador. Esto puede provocar fracturas o desplazamientos en los huesos del tobillo debido al trauma directo o a la torsión forzada. La gravedad de la lesión dependerá de la magnitud del impacto y la posición en la que el pie se vea afectado.
Desplazamientos y caídas desde altura
Las caídas desde alturas son una causa común de fractura de tobillo. Este tipo de caída puede ocurrir en situaciones como trabajos de construcción, al usar escaleras o en cualquier otra circunstancia en la que una persona caiga desde una altura considerable. La fuerza del impacto contra el suelo puede ocasionar fracturas en los huesos del tobillo, así como otras lesiones asociadas, como contusiones o esguinces. La gravedad de la lesión dependerá de la altura desde la que se caiga y la forma en que el tobillo se vea afectado.
 
													Los síntomas de la fractura de tobillo suelen aparecer inmediatamente después del trauma o impacto y pueden variar según la gravedad de la lesión. Los signos más comunes incluyen:
Dolor intenso en la zona del tobillo, especialmente al intentar mover el pie o apoyar peso
El dolor es el síntoma más inmediato. Es generalmente agudo y empeora con el intento de mover el pie o poner peso sobre el tobillo afectado. Este dolor suele ser constante y puede aumentar al realizar movimientos que impliquen la flexión del tobillo, debido al daño a los huesos y tejidos circundantes.
Hinchazón y hematomas alrededor de la articulación
La hinchazón es casi inmediata y es una respuesta del cuerpo a la lesión. A medida que los vasos sanguíneos se rompen, se produce una acumulación de sangre que forma los hematomas. Esta hinchazón puede hacer que el tobillo se vea significativamente más grande de lo habitual y suele ser más pronunciada en las primeras 24 horas.
Deformidad visible en fracturas graves, el tobillo puede estar fuera de lugar o mostrar un ángulo anormal
En las fracturas graves, los huesos pueden desplazar o salir de su lugar, causando una deformidad evidente en el tobillo. Esta deformidad es visible, ya sea en forma de un tobillo torcido, hinchado de manera anormal, o incluso cuando los huesos atraviesan la piel en fracturas expuestas. La deformidad indica una fractura compleja que requiere atención médica inmediata.
Incapacidad para mover el tobillo debido al dolor y la lesión
El dolor y la inflamación generados por una fractura de tobillo pueden hacer que sea extremadamente difícil mover el tobillo. Cualquier intento de moverlo, incluso levemente, generalmente será muy doloroso. Esta incapacidad para mover el tobillo es una señal clara de la gravedad de la fractura y de la necesidad de atención médica urgente.
El diagnóstico de la fractura de tobillo se realiza a través de una combinación de exploración física y pruebas de imagen para evaluar el tipo y la gravedad de la lesión.
Exploración física
La exploración física es el primer paso en el diagnóstico de una fractura de tobillo. Durante la evaluación clínica del tobillo, el especialista examina cuidadosamente la zona afectada buscando signos visibles como hinchazón, hematomas, deformidad o cualquier irregularidad en la forma del tobillo.
Además, el médico palpa el área para detectar puntos específicos de dolor y sensibilidad, que indican la localización exacta de la fractura.
También se evalúa la capacidad de mover el tobillo; la presencia de dolor al intentar moverlo o aplicar presión sobre ciertas áreas puede sugerir una fractura. La exploración también incluye la observación de cualquier signo de complicación, como daños en los vasos sanguíneos o nervios, que podrían afectar el tratamiento posterior.
Pruebas de imagen
Una vez realizada la exploración física, se utilizan pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico y obtener una visión más precisa de la fractura.
Radiografías:
Las radiografías son la herramienta principal para confirmar la presencia de fracturas en los huesos del tobillo. Permiten visualizar la ubicación exacta de la fractura, así como la extensión del daño. Las radiografías ayudan a determinar si la fractura es simple (afectando solo uno o dos huesos) o compleja (con múltiples fracturas o desplazamiento de los huesos). En muchos casos, una radiografía de pie lateral y una de la parte superior del tobillo son suficientes para hacer un diagnóstico claro.
Resonancia magnética (RM):
Utilizada para evaluar lesiones en los tejidos blandos, como ligamentos y tendones, la resonancia magnética es una herramienta útil. Aunque la radiografía muestra las fracturas óseas, la RM proporciona detalles sobre los daños en los ligamentos y tendones, que pueden estar comprometidos durante el impacto que causa la fractura. Esto es especialmente útil si se sospechan lesiones asociadas a la fractura, como esguinces o rupturas de ligamentos, que podrían complicar la recuperación.
Tomografía computarizada (TAC):
En fracturas complejas o cuando las radiografías no ofrecen suficiente detalle, se puede utilizar una tomografía computarizada (TAC). Esta prueba proporciona imágenes más detalladas y tridimensionales de la fractura, lo que es crucial en casos con desplazamiento significativo de los huesos o en fracturas que afectan varios huesos del tobillo. Además, la TAC es útil para planificar el tratamiento quirúrgico en caso de que sea necesario.
Otras pruebas complementarias
Aunque no siempre son necesarias, en algunos casos se pueden realizar otras pruebas para completar el diagnóstico. Estas pueden incluir:
 
													El tratamiento de una fractura de tobillo depende de la gravedad y el tipo de fractura, pudiendo ser conservador o quirúrgico. El objetivo principal es restaurar la estabilidad del tobillo y permitir una adecuada recuperación para evitar complicaciones a largo plazo.
Tratamiento conservador
En fracturas no desplazadas o menos graves, se puede optar por inmovilizar el tobillo con un yeso o una férula para permitir la cicatrización. El reposo y la fisioterapia posterior son fundamentales para la recuperación.
Tratamiento quirúrgico
En casos de fractura bimaleolar o fractura trimaleolar, donde los huesos están desplazados o existe daño en los ligamentos, se requiere cirugía para reposicionar los huesos y estabilizar el tobillo mediante la colocación de tornillos o placas.
El diagnóstico de la fractura de tobillo se realiza a través de una combinación de exploración física y pruebas de imagen para evaluar el tipo y la gravedad de la lesión.
El tiempo necesario para recuperar una fractura de tobillo varía significativamente dependiendo del tipo de fractura y la intervención realizada. Las fracturas simples, en las que los huesos no se desplazan o la fractura afecta a un solo hueso, suelen requerir entre 6 y 8 semanas para sanar adecuadamente con inmovilización o un tratamiento conservador. Sin embargo, las fracturas más complejas, como aquellas que involucran múltiples huesos o desplazamiento de los mismos, pueden requerir un período más largo de recuperación, de 10 a 12 semanas o incluso más en algunos casos.
Además del tiempo necesario para la cicatrización ósea, el proceso de recuperación también incluye la rehabilitación para restaurar la funcionalidad del tobillo, que puede extenderse aún más dependiendo de la gravedad de la fractura y los daños asociados.
Los ejercicios típicos de rehabilitación incluyen movilidad articular, fortalecimiento muscular y equilibrio y propiocepción.
Tras la recuperación, es importante fortalecer el tobillo mediante ejercicios específicos y utilizar calzado adecuado para prevenir lesiones recurrentes.
Es esencial buscar atención médica especializada para una fractura de tobillo en varios casos. No tratar adecuadamente una fractura puede dar lugar a complicaciones graves que afectan la movilidad y la calidad de vida a largo plazo. La pronta intervención de un especialista garantiza un diagnóstico adecuado, un tratamiento oportuno y, en muchos casos, una recuperación más rápida y completa. A continuación se detallan los momentos en los que es crucial acudir a un especialista:
En Traumadrid, contamos con una vasta experiencia en el tratamiento de fracturas de tobillo, ofreciendo un diagnóstico preciso y tratamientos personalizados.
 
													Un esguince implica el estiramiento o desgarro de los ligamentos que sostienen el tobillo, mientras que una fractura es la rotura de uno o más huesos del tobillo. Aunque ambas lesiones pueden presentar síntomas similares, como dolor e hinchazón, una fractura suele ser más grave y requiere un tratamiento diferente.
En algunos casos, las personas pueden caminar con una fractura menor, pero esto no es recomendable. Intentar caminar sobre un tobillo fracturado puede empeorar la lesión. Es esencial buscar atención médica para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
El tiempo necesario antes de volver a conducir varía según la gravedad de la fractura y el pie afectado. Generalmente, se recomienda esperar hasta que se haya recuperado la movilidad y fuerza adecuadas, y ya no se utilicen dispositivos de inmovilización. Es fundamental consultar con el especialista antes de retomar la conducción.
Sin un tratamiento adecuado, una fractura de tobillo puede llevar a complicaciones como mala alineación de los huesos, artritis postraumática, daño en nervios o vasos sanguíneos, y problemas crónicos de dolor o inestabilidad en la articulación.
En la mayoría de los casos, los implantes metálicos utilizados para estabilizar la fractura permanecen en el cuerpo de forma permanente y no causan problemas. Sin embargo, si provocan molestias o complicaciones, el médico puede considerar su retirada una vez que el hueso haya sanado completamente.
Sí, ambos factores pueden dificultar la curación. Los fumadores y las personas con sobrepeso tienen un mayor riesgo de complicaciones y una recuperación más lenta. Es recomendable adoptar hábitos saludables para favorecer una recuperación óptima.
El retorno al deporte debe ser gradual y bajo la supervisión de un especialista. Dependiendo de la gravedad de la fractura y la evolución en la rehabilitación, puede variar desde varias semanas hasta meses. Es crucial asegurarse de que el tobillo haya recuperado la fuerza y movilidad necesarias para evitar recaídas.
No esperes más para tratar tu fractura de tobillo. Solicita tu consulta con nuestros especialistas y recibe el mejor tratamiento para una recuperación rápida y eficaz.
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