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El quiste de Baker o quiste poplíteo se produce por la acumulación de líquido sinovial procedente de la cápsula articular en el hueco poplíteo. Como consecuencia, se forma un quiste en la parte posterior de la rodilla que generalmente no ocasiona dolor, pero sí que dificulta la flexión de la rodilla.
Las causas que favorecen la aparición de esta lesión son:
El diagnóstico del quiste de Baker consiste en una evaluación médica inicial para conocer el estado del paciente y un examen físico para observar si existe un bulto detrás de la articulación de la rodilla. Y, en caso de que sea necesario, se realizan pruebas de diagnóstico por imagen, una ecografía, una resonancia magnética o una artrografía, para determinar la extensión del quiste y diferenciarlo de un posible coágulo de sangre.
Aunque hay veces en los que el líquido es reabsorbido por el propio organismo, es muy importante tener en cuenta esta posibilidad para evitar posibles complicaciones como una trombosis venosa profunda.
Aunque, generalmente, los quistes de Baker no causan síntomas ni dolor en el paciente, los signos más comunes son:
En los casos en los que el quiste de Baker es pequeño y asintomático, desaparece con el tiempo sin que el paciente se dé cuenta. Si los síntomas llevan a recurrir al tratamiento conservador, dependiendo de la intensidad de los síntomas, puede tardar en resolverse desde días hasta semanas.
Además, existe un pequeño porcentaje de casos en los que es necesario recurrir a la cirugía para descartar otras patologías y, por tanto, el tiempo de recuperación será algo mayor.
Para aliviar el dolor del quiste de Baker, el tratamiento más recomendado es el uso de medicamentos antiinflamatorios y analgésicos y la aplicación de hielo en la zona. También se recomienda reposo o, en algunos casos, inmovilización de la rodilla.
En caso de que sea necesario, se realiza la técnica de artrocentesis, que consiste en extraer con una aguja el exceso de líquido sinovial de la articulación de la rodilla y, posteriormente, introducir corticoides. De esta manera, se consigue reducir la inflamación y prevenir la formación de un nuevo quiste de Baker.
La fisioterapia también puede ser un tratamiento muy eficaz. Se recomienda al paciente realizar diferentes ejercicios para el fortalecimiento muscular y la recuperación progresiva de la movilidad articular.
No es común operar un quiste de Baker.
Cuando los tratamientos conservadores no dan resultado, se trata de un quiste de gran tamaño o exista el riesgo de que el quiste provoque otras lesiones, se opta por el tratamiento quirúrgico.
En la mayoría de los casos, la cirugía de rodilla más utilizada es la artroscopia. Esta técnica nos permite ver el estado de la articulación y de los tejidos adyacentes y, así, liberar el líquido sinovial o reparar el cartílago afectado.
El postoperatorio del quiste de Baker se basa en: disminuir la actividad física, aplicar frío en la zona, comprimir la articulación con una rodillera o vendaje elástico y usar medicamentos antiinflamatorios y analgésicos.
La mayoría de pacientes mejoran de manera rápida y efectiva con estas medidas.
Los ejercicios van enfocados a fortalecer la musculatura, incrementar la flexibilidad, aliviar el dolor y recuperar la movilidad de la articulación de la rodilla.
– Estiramientos de la zona posterior de la rodilla.
– Ejercicios de fortalecimiento del cuádriceps.
– Ejercicios de fortalecimiento de gemelos.
En caso de que un quiste de Baker se rompa, puede afectar a la movilidad de la rodilla y afectar a otras estructuras adyacentes, que pueden conllevar alteraciones en la sensibilidad, debilidad muscular u originar un coágulo sanguíneo.
En caso de que los síntomas afecten a la calidad de vida o necesitar una cirugía para extirpar el quiste de Baker, el paciente podrá pedir la baja laboral por incapacidad.
La bursitis es la inflamación de las bolsas sinoviales que amortiguan las articulaciones, mientras que el quiste de Baker es el desprendimiento del líquido sinovial de esas bolsas, quedando localizado en el hueco poplíteo y generando un abultamiento en la parte posterior de la rodilla.
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