Genu valgo:
Causas, síntomas y tratamiento

Tabla de contenidos

¿Qué es el genu valgo?

El genu valgo es una deformidad de las rodillas en la que las piernas presentan una inclinación hacia adentro, haciendo que las rodillas se junten mientras los tobillos permanecen separados. Esta condición también se conoce como rodilla en valgo o piernas en X.

Desde el punto de vista anatómico, el genu valgo representa una alteración en el eje de carga entre el fémur y la tibia, generando una distribución anómala de las fuerzas sobre la articulación de la rodilla. Esta desalineación puede provocar sobrecarga en la zona externa (compartimento lateral) de la rodilla, contribuyendo con el tiempo a lesiones de cartílago, dolor y, en casos avanzados, artrosis.

El genu valgo no es una enfermedad en sí, sino una manifestación clínica que puede ser fisiológica en niños pequeños (y corregirse de forma natural con el crecimiento), o bien ser consecuencia de otras condiciones como displasias óseas, lesiones, obesidad o alteraciones biomecánicas. Su gravedad puede variar, desde casos leves sin síntomas hasta deformidades severas que requieren tratamiento ortopédico o quirúrgico.

Genu Valgo

Causas del genu valgo

Desarrollo infantil

En los niños pequeños, el genu valgo es bastante común durante el proceso de crecimiento y desarrollo. Durante los primeros años de vida, las piernas de los niños tienden a adoptar una forma de «X» debido a la disposición y alineación de los huesos. A medida que el niño crece, el eje de las piernas se alinea correctamente, y la forma «X» tiende a corregirse de manera natural. Este fenómeno se conoce como genu valgo fisiológico, y generalmente no requiere tratamiento, ya que se resuelve espontáneamente entre los 2 y 4 años de edad.

Factores genéticos

Algunas personas nacen con una mayor inclinación a tener una alineación anormal de las piernas debido a la estructura ósea heredada de sus padres o familiares. Las alteraciones genéticas pueden afectar la forma o el crecimiento de los huesos largos (fémur y tibia) y de las articulaciones de las piernas, haciendo más probable el desarrollo de genu valgo.

Lesiones o fracturas

Las lesiones en las piernas, especialmente aquellas que afectan las articulaciones o los huesos en la zona de la rodilla, pueden provocar una alineación incorrecta de las extremidades inferiores.

Las fracturas en la tibia o el fémur que no se curan de manera adecuada, o los daños a los ligamentos y cartílago de la rodilla, pueden alterar la biomecánica de las piernas y generar deformidades como el genu valgo. Este tipo de genu valgo es adquirido y puede ocurrir después de un accidente o un trauma.

Condiciones metabólicas y nutricionales

Raquitismo: es una de las principales causas metabólicas del genu valgo en niños. Esta enfermedad está asociada a una deficiencia grave de vitamina D, calcio o fósforo, lo que debilita los huesos y puede causar deformidades en las piernas.

Osteomalacia: similar al raquitismo, esta condición afecta a los adultos, causando un ablandamiento de los huesos debido a la deficiencia de vitamina D.

Obesidad

El exceso de peso corporal puede poner una carga adicional sobre las articulaciones de las rodillas y las piernas. Este sobrepeso puede alterar la alineación de las extremidades inferiores, y en algunos casos, contribuir al desarrollo de deformidades como el genu valgo. Las personas con sobrepeso o aquellas que padecen obesidad tienen un mayor riesgo de desarrollar este trastorno, ya que la presión adicional puede afectar las articulaciones de la rodilla y alterar su funcionamiento.

Trastornos del crecimiento

Displasia esquelética: afecciones genéticas que afectan el desarrollo del esqueleto.

Hipotiroidismo: disminución de la función tiroidea que afecta el crecimiento normal de los huesos y puede ocasionar alteraciones en la alineación de las extremidades.

Acromegalia: un exceso de hormona de crecimiento puede provocar un alargamiento anómalo de los huesos y, en algunos casos, deformidades.

Infecciones

Enfermedades infecciosas graves, especialmente las que afectan los huesos o las articulaciones, pueden alterar el crecimiento y desarrollo de las extremidades inferiores. Por ejemplo, una infección ósea en la tibia o el fémur, si no se trata correctamente, puede causar un daño a largo plazo en la alineación de las rodillas.

Trastornos neuromusculares

En algunos casos, el genu valgo puede estar asociado con trastornos neuromusculares o síndromes que afectan la coordinación muscular o la fuerza de los músculos que rodean las rodillas. Enfermedades como la parálisis cerebral o la distrofia muscular pueden afectar el tono y el control muscular, lo que a su vez puede generar un alineamiento anormal de las piernas.

Edad avanzada

En personas mayores, el desgaste progresivo de las articulaciones de la rodilla debido a la osteoartritis puede alterar la alineación de las piernas. La pérdida de cartílago y la debilidad de los ligamentos pueden provocar que las rodillas se desvíen hacia el interior, lo que lleva al genu valgo.

Cómo se diagnostica el genu valgo

El diagnóstico del genu valgo generalmente implica una evaluación clínica detallada seguida de estudios de imagen para confirmar la alineación de las extremidades inferiores y determinar la causa subyacente. Este proceso es esencial para definir la gravedad del problema y elegir el enfoque adecuado para el tratamiento.

La primera fase del diagnóstico es un análisis exhaustivo de la historia médica del paciente, incluyendo factores como antecedentes familiares, lesiones previas, síntomas actuales y el desarrollo físico del paciente. A continuación, se lleva a cabo un examen físico detallado:

  • Observación de la postura y alineación: el médico observa cómo están alineadas las piernas del paciente mientras está de pie, tanto con los pies juntos como con las piernas extendidas. El genu valgo se caracteriza por una separación excesiva entre los tobillos mientras las rodillas están unidas.
  • Evaluación de la movilidad y flexibilidad de las rodillas: el profesional evalúa si el paciente experimenta dolor, limitación del movimiento o inestabilidad en las rodillas, lo cual puede estar relacionado con el genu valgo. Además, se observa si hay signos de rigidez o si se pueden detectar movimientos inusuales o anormales.

Prueba de ángulo Q (ángulo de la rótula): en algunos casos, el médico puede realizar una medición del ángulo Q, que se refiere al ángulo formado entre el eje de la cadera y el eje de la rodilla. Un ángulo Q mayor de lo normal puede ser un indicio de desequilibrio en la alineación de las extremidades inferiores.

Una vez realizada la evaluación clínica, el siguiente paso es obtener imágenes detalladas de las rodillas y las piernas para observar con precisión la alineación ósea. Las radiografías son la herramienta más comúnmente utilizada para este fin y permiten medir el ángulo de alineación de las rodillas. El ángulo varía dependiendo de la gravedad del genu valgo, y se puede calcular midiendo la distancia entre las líneas que forman los ejes del fémur y la tibia. Este ángulo se conoce como el ángulo de la deformidad en «X».

Las radiografías permiten clasificar la severidad del genu valgo y proporcionan detalles cruciales sobre la relación entre la tibia y el fémur, que ayuda a planificar el tratamiento adecuado. También se pueden identificar otras condiciones asociadas, como lesiones en los huesos o cartílago, o patologías articulares como la osteoartritis, que podrían estar contribuyendo a la deformidad.

En algunos casos, cuando se sospecha que el genu valgo está asociado con una lesión en los tejidos blandos, como los ligamentos, los cartílagos o los meniscos de la rodilla, se puede realizar una resonancia magnética (RM).

La RM proporciona imágenes detalladas de los tejidos blandos y los huesos, lo que ayuda a detectar lesiones en los ligamentos o el cartílago que podrían haber causado o contribuido al genu valgo, desgaste o daño en las articulaciones de la rodilla, como en el caso de la osteoartritis o de otras condiciones articulares degenerativas y/o anomalías en la estructura ósea que podrían haber llevado a la deformidad en «X».

En raros casos, cuando se necesita un análisis más preciso de la estructura ósea, se puede realizar una tomografía computarizada (TC). Este tipo de estudio de imágenes puede proporcionar cortes transversales de alta resolución de las piernas y rodillas, permitiendo un examen más detallado de la alineación ósea y de las estructuras internas o externas de las rodillas.

En algunos pacientes, especialmente aquellos con síntomas funcionales como dolor o dificultad para caminar, el diagnóstico puede incluir una evaluación biomecánica de la marcha. Este análisis puede realizarse mediante el uso de plataformas de presión o mediante el seguimiento de la marcha con cámaras de alta velocidad.

Radiografía Genu Valgo

Tipos de genu valgo en la rodilla: clasificación y grados

Síntomas del genu valgo

Desviación de las rodillas hacia el interior

Uno de los síntomas más evidentes del genu valgo es la desviación de las rodillas hacia adentro. Este signo es visible cuando la persona se pone de pie con los pies juntos, y las rodillas no logran tocarse, a diferencia de la alineación normal de las piernas. Dependiendo del grado de deformidad, la distancia entre las rodillas y los tobillos puede variar, y esto se hace más evidente al caminar o estar de pie.

Rigidez y limitación del rango de movimiento

La falta de flexibilidad puede dificultar actividades cotidianas como agacharse, subir escaleras o practicar deportes. Esta rigidez se debe a la alteración de la biomecánica de la articulación, la inflamación o el daño al cartílago.

Dolor en las rodillas

Este dolor puede ser causado por diversos factores, tales como:

  • Sobrecarga de las articulaciones: la alineación incorrecta de las piernas provoca que las articulaciones de las rodillas soportan un estrés adicional, lo que puede generar dolor e inflamación.
  • Desgaste del cartílago: con el tiempo, el mal alineamiento de las rodillas puede llevar al desgaste del cartílago, lo que aumenta el riesgo de desarrollar artritis o daño articular.

Compresión de estructuras blandas: los músculos y ligamentos que rodean la rodilla pueden estar sometidos a una tensión excesiva debido a la deformidad, lo que puede provocar dolor y rigidez.

Dificultad para caminar

El caminar de manera anormal puede generar problemas de equilibrio y coordinación, y en algunos casos puede llevar a una marcha anómala o cojera.

La marcha en valgo implica un patrón de marcha donde las rodillas se acercan o tocan entre sí mientras la persona camina, lo que puede afectar la simetría y eficiencia del movimiento.

El esfuerzo adicional que requiere mantener la postura y realizar movimientos puede llevar a una mayor fatiga en los músculos de las piernas, lo que puede hacer que el caminar o realizar actividad física se vuelva más cansado.

Síntomas asociados en niños

En el caso de los niños, los síntomas del genu valgo son usualmente menos pronunciados y en muchos casos pueden resolverse con el tiempo a medida que crecen. Sin embargo, en niños con genu valgo patológico o en aquellos cuya deformidad no mejora con el crecimiento, los síntomas pueden incluir caminar con las piernas ligeramente separadas y dificultad para correr o practicar deportes.

Cambios en la apariencia de las piernas

En casos severos de genu valgo, la deformidad de las piernas puede ser notablemente visible, lo que puede afectar la estética y la confianza de la persona. Las rodillas muy desalineadas y la cercanía excesiva de los tobillos pueden causar un efecto visual donde las piernas parecen tener una forma en «X». Este cambio en la apariencia no siempre está asociado con dolor o molestias, pero puede afectar la autoestima, especialmente en adolescentes o personas jóvenes.

Desajustes en la postura

El genu valgo puede influir en la postura general de una persona, ya que la alineación incorrecta de las rodillas puede afectar la alineación del resto del cuerpo. Esto puede manifestarse en:

  • Inclinación pélvica: para compensar el cambio en la alineación de las piernas, algunas personas pueden modificar la posición de la pelvis, lo que a su vez puede generar dolor o incomodidad en la espalda baja.

Curvatura de la columna vertebral: el desequilibrio en la postura debido al genu valgo puede provocar alteraciones en la curvatura natural de la columna vertebral, lo que podría dar lugar a dolor en la espalda y en el cuello.

Consecuencias del genu valgo

El genu valgo, si no se trata o si la deformidad es severa, puede generar diversas consecuencias a largo plazo que afectan no solo las articulaciones de las rodillas, sino también otras partes del cuerpo.

Tratamientos para el genu valgo en niños

En niños, especialmente aquellos que tienen genu valgo en sus primeras etapas de crecimiento, el tratamiento suele ser menos invasivo, ya que el cuerpo está en desarrollo y la deformidad puede corregirse con el tiempo

En muchos casos, tiende a corregirse de forma natural a medida que crecen. Los huesos y las articulaciones de los niños se desarrollan y alinean correctamente con el tiempo. En estos casos, los médicos pueden optar por monitorear la condición sin intervención, observando regularmente el progreso.

Si se observa que el genu valgo persiste o causa incomodidad en el niño, la fisioterapia puede ser útil. El tratamiento con ejercicios específicos de fortalecimiento muscular y estiramiento puede ayudar a mejorar la alineación de las rodillas. Se recomienda trabajar en la musculatura de las piernas, particularmente los músculos del muslo (cuádriceps e isquiotibiales) y de las caderas, para ayudar a corregir el ángulo de las rodillas y aliviar la presión sobre las articulaciones.

En algunos casos, se pueden usar ortesis (dispositivos ortopédicos), como plantillas especiales o aparatos ortopédicos, para mejorar la alineación de las piernas. Estas plantillas ayudan a corregir la postura de los pies y las piernas, y pueden aliviar el dolor asociado con el genu valgo. Las órtesis pueden ser particularmente útiles en niños con una leve deformidad o en aquellos cuya deformidad se relaciona con una dismetría (longitud desigual) de las piernas.

Si el genu valgo no mejora con el tiempo o si se presenta de forma grave, puede ser necesario un tratamiento quirúrgico. Las intervenciones quirúrgicas más comunes incluyen: osteotomía femoral y procedimientos de alargamiento de hueso.

La cirugía en niños se suele reservar para aquellos casos en que el genu valgo persiste hasta la adolescencia o cuando causa dolor y dificultades funcionales importantes.

Tratamientos para el genu valgo en adultos

En los adultos, el tratamiento del genu valgo se centra en aliviar el dolor, mejorar la función articular y prevenir o retrasar la degeneración articular. Dependiendo de la gravedad de la deformidad y los síntomas, los tratamientos pueden incluir intervenciones conservadoras, farmacológicas o quirúrgicas.

En muchos adultos con genu valgo, especialmente en aquellos con deformidades leves o moderadas, los enfoques conservadores son efectivos para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

La fisioterapia es una de las opciones más comunes de tratamiento conservador. Un fisioterapeuta puede diseñar un programa de ejercicios personalizados para fortalecer los músculos que rodean las rodillas, como los cuádriceps, los isquiotibiales y los músculos de la cadera. El fortalecimiento de estos músculos ayuda a mejorar la estabilidad de la rodilla y reduce el estrés sobre las articulaciones. Además, se pueden incluir ejercicios de estiramiento para mejorar la flexibilidad y la alineación.

Las plantillas ortopédicas personalizadas pueden ayudar a corregir la alineación de las piernas y reducir la presión sobre las rodillas. Este tipo de aparatos para corregir el genu valgo es especialmente útil si el genu valgo se debe a problemas en los pies, como el pie plano o los pies pronados. Las plantillas pueden ayudar a redistribuir el peso y mejorar la postura, aliviando el dolor y mejorando la función en el largo plazo.

Los adultos con genu valgo pueden beneficiarse de modificaciones en su estilo de vida, como evitar actividades de alto impacto, perder peso si es necesario para reducir el estrés en las rodillas y adoptar un estilo de vida más activo con ejercicios de bajo impacto, como la natación o el ciclismo.

En casos de genu valgo grave o cuando los tratamientos conservadores no son efectivos, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.

La osteotomía es una intervención quirúrgica que implica cortar y realinear los huesos de las piernas, generalmente el fémur o la tibia. En esta cirugía, se reposiciona el hueso para corregir la alineación de la rodilla y aliviar el dolor. La osteotomía puede ser útil en personas jóvenes y activas que desean evitar una cirugía de reemplazo de rodilla.

En casos graves de degeneración articular, como en aquellos con osteoartritis secundaria al genu valgo, el tratamiento quirúrgico más definitivo es el reemplazo total de rodilla (artroplastia de rodilla). Este procedimiento consiste en reemplazar las superficies articulares de la rodilla con una prótesis artificial. Aunque esta cirugía es más común en personas mayores, también se realiza en adultos más jóvenes cuando la deformidad ha provocado un desgaste significativo de la articulación.

Si el genu valgo está relacionado con una discrepancia en la longitud de las piernas, se puede realizar un procedimiento de alargamiento de hueso para igualar la longitud de las piernas y corregir la deformidad.

Prevención del genu valgo

La prevención del genu valgo se centra en mantener un desarrollo adecuado de las piernas, especialmente en la infancia. Es fundamental monitorear el crecimiento de los niños, ya que el genu valgo es común entre los 2 y 5 años, pero suele corregirse de manera natural. Fomentar la actividad física desde temprana edad ayuda a fortalecer los músculos que sostienen las piernas y mejorar la postura, previniendo deformidades a largo plazo.

El uso de calzado adecuado es otro factor crucial. Zapatos que proporcionen buen soporte y estabilidad ayudan a evitar alteraciones en la alineación de las piernas. Además, controlar el peso corporal para reducir el estrés sobre las articulaciones y realizar ejercicios que fortalezcan los músculos de las piernas puede prevenir el desarrollo del genu valgo, especialmente en adultos.

Por último, la detección temprana de problemas posturales y lesiones en las rodillas puede evitar complicaciones más graves. Consultas médicas regulares y la corrección de desviaciones posturales o deformidades desde una edad temprana son claves para prevenir el genu valgo o minimizar sus efectos.

Complicaciones del genu valgo

El genu valgo puede dar lugar a varias complicaciones si no se trata adecuadamente. Una de las más comunes es el dolor en las rodillas, debido a la mala alineación de las articulaciones, lo que aumenta el desgaste en los cartílagos y puede llevar a artritis a largo plazo. Esta sobrecarga en la articulación puede afectar la capacidad de movimiento y aumentar el riesgo de lesiones.

Además, el genu valgo puede generar alteraciones en la marcha, lo que provoca una distribución desigual del peso en las piernas y una postura incorrecta. Esto puede derivar en dolores en otras partes del cuerpo, como la cadera, la espalda o los tobillos, ya que el cuerpo compensa las deficiencias en la alineación de las piernas.

En casos más graves, el genu valgo puede aumentar la probabilidad de desarrollar problemas musculoesqueléticos crónicos, como tendinitis o lesiones en los ligamentos, debido al estrés constante sobre las estructuras articulares y musculares.

Genu Valgo

Preguntas frecuentes sobre genu valgo

El genu valgo, o valgo de rodillas, se caracteriza por la alineación anormal de ambas rodillas, que se acercan entre sí al estar de pie, formando un ángulo en el plano frontal. Para identificar si tienes esta condición, lo más recomendable es realizar una exploración física con un especialista, quien evaluará la alineación de los miembros inferiores y la estabilidad de la rodilla. En muchos casos, se pueden usar estudios de imagen como la radiografía de las piernas o una resonancia magnética para confirmar el diagnóstico, observando si existe una deformación en valgo de las rodillas, o si hay implicación de estructuras articulares.

No todos los casos de genu valgo requieren cirugía. En la mayoría de los casos leves, el tratamiento del genu se enfoca en medidas conservadoras como la fisioterapia, el fortalecimiento de los músculos que estabilizan la rodilla y el uso de plantillas ortopédicas si se tiene pie plano. Sin embargo, si la deformación es severa y causa dolor o afectación de las articulaciones de la rodilla, las intervenciones quirúrgicas como la osteotomía pueden ser necesarias para corregir el ángulo de las rodillas y mejorar la alineación de los miembros inferiores.

Sí, en muchos casos el genu valgo afecta a ambas rodillas, lo que provoca una alineación anormal y una mayor presión sobre las articulaciones. Este desajuste puede aumentar el riesgo de lesiones o desgaste prematuro de la articulación, afectando la estabilidad de la rodilla. A medida que la persona camina o realiza otras actividades, las rodillas pueden continuar acercándose, lo que puede generar dolor o incomodidad. La corrección de la alineación en ambas rodillas es crucial para prevenir problemas futuros.

El genu valgo puede tener un componente genético. Si tienes antecedentes familiares con esta condición, es más probable que puedas desarrollar valgo de rodillas. La genética juega un papel importante en cómo se alinean los huesos de las piernas durante el crecimiento. Además, factores como la forma del pie plano y la estructura ósea heredada pueden influir en la aparición de esta deformidad. Aunque los antecedentes familiares aumentan el riesgo, no significa que necesariamente desarrolles la patología.

Elegir al mejor traumatólogo para tratar el genu valgo depende de varios factores, como la experiencia, la especialización y la ubicación geográfica. Es recomendable buscar un traumatólogo con experiencia específica en rodillas y que tenga un enfoque integral que incluya opciones tanto conservadoras como quirúrgicas. Las recomendaciones de otros pacientes, así como la capacitación en cirugía de articulación de la rodilla, también son criterios clave. Consultar en hospitales y clínicas de prestigio donde los especialistas estén enfocados en la ortopedia y tratamiento de trastornos mecánicos de las extremidades inferiores puede ser útil.

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