ESPONDILODISCITIS O DISCITIS

¿Qué es la Espondilodiscitis?

La espondilodiscitis infecciosa, o Discitis, es una de las principales enfermedades de la columna vertebral. Se trata de un proceso infeccioso poco frecuente. Es una infección causada por la presencia de bacterias en la columna vertebral. Es causada la mayoría de las veces por un estafilococo (en hasta el 50%) o por la bacteria E. coli. 

Se trata de un proceso inflamatorio que afecta principalmente al disco intervertebral. En ocasiones afectará también a la superficie de los cuerpos vertebrales y los tejidos blandos de la columna vertebral. 

 

Es frecuente que se presente en niños menores de 6 años, y que la zona afectada sea la columna. En adultos, de producirse, es común que sea tras una intervención quirúrgica de la columna vertebral. 

Puede comenzar en un área de su columna y extenderse a otras partes, causando dolor y otros síntomas que frecuentemente pueden confundirse con otras patologías. El dolor se podrá irradiar a los brazos y las piernas, en función de la zona de la columna vertebral afectada.

Su incidencia ha aumentado en los últimos años siendo en la actualidad la mejor opción para tratarla la terapia antimicrobiana o la intervención quirúrgica. De todos modos, su incidencia es realmente baja, siendo de 0,5 a 2,5 casos por cada 100.000 habitantes.

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Causas de la Espondilodiscitis

La espondilodiscitis puede ser el resultado de una lesión traumática o de una cirugía espinal. Estas pueden introducir bacterias perjudiciales directamente en su columna vertebral. 

Los principales mecanismos de acceso de los microorganismos al tejido vertebral son: 

  • Bacteriemia, descarga pasajera de bacterias desde un foco infeccioso distante.
  • Inoculación directa. Puede producirse posteriormente a una cirugía.
  • Contigüidad, por extensión de infecciones en tejidos vecinos.

Sin embargo, en torno al 35-50% de los casos de discitis vertebral no es posible detectar el origen primario de esta. Por lo que lograr un diagnóstico precoz será complicado.

En ocasiones, las infecciones de la columna vertebral tienen síntomas que comienzan en otras zonas de su cuerpo. Las bacterias en una infección pélvica o urinaria, por ejemplo, pueden viajar a través del torrente sanguíneo hacia la columna vertebral. 

Esta situación produce degeneración de los discos y debilidad. Podría ocasionar una alineación anormal de las vértebras, además puede comprimir la médula espinal. Por ello puede producir la aparición de trastornos neurológicos en el sistema nervioso. La edad avanzada o la diabetes son factores clave para que esto suceda

Espondilodiscitis: síntomas y clasificación

Sus manifestaciones clínicas variarán en función de si la discitis se produce en un adulto o en un niño. Los cuadros clínicos serán:

  • En niños: la espondilodiscitis en niños suele aparecer en edades comprendidas entre los 2 y 5 años. Suelen mostrar irritabilidad y dolor lumbar principalmente. Aunque también es posible que produzca cierta cojera. Suele producir en niños dolores o molestias al sentarse, flexionar el tronco o al andar.
    Otros síntomas que pueden aparecer pero son menos frecuentes son el dolor de cadera, la rigidez y la reducción de reflejos. 
  • En adultos: es más común la discitis lumbar, principalmente produce dificultad para andar, dolor nocturno e hipersensibilidad al tacto en la zona afectada. También puede presentar los siguientes síntomas:
    • Reducción del rango de movimiento para todo movimiento relacionado con la columna. 
    • Fiebre u otras manifestaciones atípicas, como dolor torácico o abdominal.
    • Determinados signos neurológicos como hiporreflexia, paresia o retención urinaria.

Según la región afectada, la espondilodiscitis se clasifica en:

  • Espondilodiscitis cervical: se produce cuando afecta a la columna cervical, es decir, la parte superior de la columna.
  • Espondilodiscitis lumbar: si por el contrario, la discitis es lumbar, sus síntomas se presentan en la región lumbar, la parte baja de la espalda.
Espondilodiscitis

Diagnóstico de la Espondilodiscitis

Para realizar su diagnóstico, el traumatólogo especialista en columna utilizará las siguientes pruebas:
  • Pruebas de laboratorio: Para el correcto diagnóstico se realizarán determinadas pruebas de laboratorio, siendo las más frecuentes:
    • Prueba de velocidad de sedimentación globular (VSG): Consiste en medir la velocidad con la que sedimentan los glóbulos rojos o eritrocitos de la sangre. Se tomará una muestra de plasma sanguíneo (tratado con solución de citrato o con EDTA), en un periodo determinado de tiempo, habitualmente una hora. Una inflamación aumentará el valor de dicha velocidad de sedimentación globular.
    • Prueba de proteína-C reactiva (PCR):  La proteína C es una proteína producida en el hígado que se envía al torrente sanguíneo en casos de inflamación. Por ende, ante casos de espondilodiscitis, al producirse una inflamación, se apreciará un aumento de niveles de proteína C.
    • Fórmula leucocitaria: Se trata de un análisis de sangre que mide la cantidad de cada tipo de glóbulo blanco que hay en el cuerpo. Los glóbulos blancos, también llamados leucocitos, son parte del sistema inmunitario por lo que un aumento en sangre puede indicar que se ha producido una infección.

 

  • Pruebas de imagen: Se realizará un estudio radiológico simple. Este aporta información de los cambios cronológicos en el hueso. De por sí no es suficiente para una valoración de la fase aguda-subaguda de la enfermedad. No obstante, una radiografía dinámica, para valorar la estabilidad vertebral según cuánto haya afectado a las vértebras, también es de gran importancia.
  • Resonancia magnética, para las partes blandas, y la TAC o escáner, para los elementos óseos, son pruebas de referencia para el estudio eficaz de dicha infección.
  • Ante casos dudosos pueden emplearse otras pruebas médicas nucleares, como la gammagrafía con leucocitos marcados, o el  SPECT-TC y el PET-TC

Tratamiento de la Espondilodiscitis

Si tras las diversas pruebas se considera que el paciente padece discitis, el tratamiento será generalmente no quirúrgico. Se reserva la opción del tratamiento quirúrgico a casos en los cuales la infección en la médula espinal no revierte mediante tratamientos conservadores.  A continuación se enumeran los principales tratamientos para espondilodiscitis:

  • Administración de antibióticos: para ello es esencial conocer el tipo de patógeno que ha originado la discitis inflamatoria. Este se reconocerá mediante las pruebas de laboratorio anteriormente descritas. La evolución del paciente se sigue mediante la monitorización de los niveles de proteína C reactiva y la VSG.
    En casos en los que no se conozca el origen de esta  infección, se implementará antibioterapia de amplio espectro. La administración de dichos antibióticos se producirá primero vía intravenosa y posteriormente vía oral.
  • Fisioterapia: Será recomendable para recuperar la movilidad perdida. Es recomendable si tras el tratamiento con antibióticos existiesen deformaciones estéticas o limitaciones en el rango de movimiento.
  • Ortesis lumbar u ortesis dorsolumbar: Se trata del uso de corsé, faja o collarín, en función de la zona de la columna afectada. Es común que se utilice a la par que se administra antibióticos.
  • Tratamiento quirúrgico: La cirugía se reservará únicamente a casos en los que el sujeto no muestra evolución clínica favorable mediante la administración de antibióticos. También será necesaria en caso de producirse otro tipo de complicaciones o toma de muestras para estudio. 
  • Si debido a la destrucción ósea se presenta una inestabilidad vertebral, consecuencia de la infección, se puede indicar una cirugía de estabilización.

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