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Una fractura de tibia y peroné es una lesión en la que se rompen los huesos de la pierna inferior, la tibia y el peroné. Esta lesión generalmente ocurre como resultado de un trauma, como una caída, un accidente automovilístico o un deporte de alto impacto.
Las fracturas de tibia y peroné pueden variar en gravedad, desde fracturas simples en las que los huesos están ligeramente desplazados hasta fracturas compuestas en las que los huesos atraviesan la piel. Por esta razón, los síntomas también pueden variar de un tipo de fractura a otro, aunque los más comunes suelen incluir:
Sensación de crepitación al mover o tocar la pierna fracturada.
El diagnóstico de una fractura de tibia y peroné generalmente se realiza mediante una combinación de evaluación clínica y pruebas de diagnóstico por imágenes. Estos son los métodos comunes utilizados para diagnosticar esta lesión:
Resonancia magnética (RM): si se sospecha de daño en los tejidos blandos, como ligamentos o músculos, o cuando se necesita una evaluación más detallada de la fractura, se puede realizar una resonancia magnética. La RM utiliza campos magnéticos y ondas de radio para crear imágenes detalladas de los tejidos internos.
El tratamiento de una fractura de tibia y peroné depende de varios factores, incluyendo la ubicación y la gravedad de la fractura, así como las características individuales del paciente. Si la fractura es estable y los fragmentos óseos están bien alineados, se puede utilizar una férula o un yeso para inmovilizar la pierna y permitir que los huesos sanen. El yeso o la férula se colocan alrededor de la pierna y se mantienen en su lugar mediante vendajes o correas. Durante el proceso de curación es posible que se necesiten radiografías periódicas para asegurarse de que los huesos estén sanando adecuadamente.
Si la fractura está desplazada o los huesos no se alinean correctamente, puede ser necesario realizar una reducción, que es la manipulación de los fragmentos óseos para volver a colocarlos en su posición correcta. Una vez que se ha logrado la reducción, se pueden utilizar dispositivos de fijación externa, como un marco de metal, para mantener los huesos en su lugar mientras se curan. Estos dispositivos se colocan fuera del cuerpo y se unen a los huesos mediante clavos o alambres.
En algunos casos, puede ser necesario realizar una cirugía para corregir la fractura. Durante la cirugía, se utilizan placas, tornillos o clavos intramedulares para mantener los huesos en su lugar mientras se curan. La elección del método de fijación interna depende de la ubicación y la naturaleza de la fractura.
Después de que la fractura haya comenzado a sanar, es probable que se requiera terapia de rehabilitación. Esto puede incluir ejercicios de fortalecimiento, movilización de articulaciones y terapia física para ayudar a restaurar la fuerza, la movilidad y la función de la pierna afectada.
El tiempo de recuperación de una fractura de tibia y peroné puede variar según varios factores, como la gravedad de la fractura, el tipo de tratamiento utilizado, la edad del paciente y la respuesta individual al proceso de curación. En general, el tiempo de recuperación puede ser de varias semanas a varios meses.
Los tiempos de recuperación suelen seguir este patrón:
Después de la consolidación ósea, el paciente comienza un programa de rehabilitación más intensivo que puede durar desde varias semanas hasta varios meses, dependiendo de la gravedad de la fractura y la respuesta.
En casos de fracturas menos graves o cuando se utiliza un dispositivo de fijación externa, es posible que se te permita caminar con apoyo y protección, como el uso de muletas o un andador. Una vez que hay evidencia radiográfica de la consolidación ósea, el médico puede permitir que comiences a caminar gradualmente. Esto suele ocurrir entre 6 y 12 semanas después de la lesión, pero puede variar según la gravedad de la fractura.
Cuando se rompen la tibia y el peroné, se produce una fractura de ambos huesos de la pierna inferior. Esto puede ocurrir debido a diferentes tipos de trauma, como caídas, accidentes automovilísticos, deportes de alto impacto o lesiones directas en la pierna.
Intenta encontrar una posición que te resulte más cómoda y que minimice la presión o el dolor en la pierna fracturada. Puedes probar a dormir de lado opuesto al de la pierna afectada o utilizar almohadas para elevar y apoyar la pierna, reduciendo la tensión en la zona afectada.
El momento en el que puedes comenzar a apoyar el pie después de una fractura de peroné puede variar dependiendo de varios factores, como la gravedad de la fractura, el tipo de tratamiento utilizado y la recomendación de tu médico.
El tiempo que tarda en soldar el hueso de la tibia puede variar según la gravedad de la fractura y la respuesta individual de cada persona. En general, la consolidación ósea de una fractura de tibia puede tomar alrededor de 8 a 16 semanas.
La operación de la tibia y el peroné, conocida como reducción y fijación interna, se realiza en casos de fracturas graves o complejas en las que los huesos están desplazados o no se pueden estabilizar adecuadamente mediante métodos no quirúrgicos. Consiste en realinear los fragmentos óseos fracturados y fijarlos en su posición anatómica correcta mediante dispositivos de fijación interna.
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