Este desajuste genera una forma similar a una garra, donde los dedos se doblan hacia abajo, haciendo que pueden generar dolor, dificultades para caminar o sujetar objetos y, en casos graves, afectar la calidad de vida de la persona. El tratamiento puede incluir desde el uso de ortesis y ejercicios de rehabilitación hasta intervenciones quirúrgicas, dependiendo de la gravedad del caso.
Las causas más comunes de la lesión de dedos en garra son: enfermedades subyacentes, como la artritis, la diabetes, la enfermedad de Dupuytren, la enfermedad neuromuscular y otros trastornos del sistema nervioso; lesiones repetitivas en las manos y dedos; lesiones traumáticas, como una fractura en los huesos de los dedos; y, anomalías congénitas que pueden predisponerlos a desarrollar dedos en garra a lo largo del tiempo.
No siempre es posible prevenir los dedos en garra, pero existen algunas medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo de padecerlo, como mantener una buena salud, realizar cambios en el estilo de vida y evitar el calzado inadecuado.
Se puede aliviar el dolor de los dedos en garra mediante ejercicios de estiramiento, compresas de hielo o calor, antiinflamatorios, inyecciones de corticosteroides o uso de soportes para los dedos, como férulas o aparatos ortopédicos.
El tiempo de recuperación puede ser bastante rápido o llevar más tiempo, dependiendo de la gravedad de la afección y del tipo de tratamiento que se haya recibido. El tratamiento no quirúrgico puede conllevar varias semanas o incluso meses de recuperación, mientras que, dependiendo del tipo de cirugía y la gravedad de la afección, el tratamiento quirúrgico puede acelerar la recuperación.
El mejor tratamiento para la lesión de dedos en garra dependerá de la causa subyacente y de la gravedad de la afección. En algunos casos, el tratamiento no quirúrgico puede ser suficiente, mientras que en otros casos puede ser necesaria la cirugía.