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Lesiones en el ligamento cruzado posterior
Causas, tratamiento y recuperación

¿Qué es el ligamento cruzado posterior?

El ligamento cruzado posterior (LCP) es uno de los principales ligamentos de la rodilla. Se encuentra dentro de la articulación de la rodilla y conecta el hueso del muslo (fémur) con el hueso de la espinilla (tibia). El LCP se cruza con el ligamento cruzado anterior (LCA), de ahí su nombre.

El LCP desempeña un papel importante en la estabilización de la rodilla y evita que la tibia se desplace hacia atrás con respecto al fémur. Ayuda a mantener la integridad y la función normal de la articulación de la rodilla, especialmente en movimientos que implican fuerzas de desplazamiento hacia atrás.

Las causas de las lesiones en el ligamento cruzado posterior más comunes son:

    1. Traumatismo directo: Un impacto fuerte en la parte frontal de la tibia, como una caída sobre la rodilla flexionada o un accidente de tráfico.
    2. Hiperextensión de la rodilla: Una hiperextensión excesiva de la rodilla, que ocurre cuando la pierna se estira hacia atrás más allá de su rango normal de movimiento.
    3. Movimientos de torsión o giro: Movimientos repentinos de torsión o giros bruscos de la rodilla pueden ejercer fuerzas de tensión en el LCP y causar su lesión.
    4. Lesiones deportivas: La participación en deportes de contacto o deportes que involucran movimientos rápidos y cambios de dirección aumenta el riesgo.

Síntomas y diagnóstico de una rotura en el ligamento cruzado posterior

Los síntomas de una rotura en el ligamento cruzado posterior (LCP) pueden variar según la gravedad de la lesión. Algunos de los síntomas comunes de una rotura del LCP incluyen:

    1. Dolor en la parte posterior de la rodilla es un síntoma frecuente.
    2. Inestabilidad en la rodilla, puedes sentir que tu rodilla está suelta o inestable.
    3. Hinchazón alrededor de la rodilla afectada debido a la inflamación causada por la lesión.
    4. Dificultad para mover, flexionar o extender completamente la rodilla.
    5. Sensación de «dar un paso en falso» o se desliza hacia atrás al caminar o realizar movimientos bruscos.

El diagnóstico de una rotura en el LCP generalmente se realiza mediante una evaluación médica completa, que puede incluir:

    1. Historial médico y examen físico: El médico realizará preguntas sobre cómo ocurrió la lesión y los síntomas que estás experimentando. También evaluará la rodilla mediante un examen físico para verificar la estabilidad de la articulación y buscar signos de lesiones adicionales.
    2. Pruebas de imagen: Para confirmar el diagnóstico, se pueden realizar pruebas de imagen, como resonancia magnética (RM), que proporciona imágenes detalladas de los tejidos blandos de la rodilla, incluidos los ligamentos.

Tratamiento de las lesiones en el ligamento cruzado posterior

El tratamiento conservador es una opción para ciertos tipos de lesión en el ligamento cruzado posterior (LCP), especialmente en casos de roturas parciales o lesiones menos graves.

Algunas opciones de tratamiento de la rotura incluyen:

    1. Reposo y protección de la rodilla: Descansar la rodilla lesionada y evitar actividades que puedan empeorar la lesión es fundamental. El uso de dispositivos de protección, como férulas o vendajes, puede ayudar a estabilizar la rodilla y prevenir movimientos bruscos.
    2. Fisioterapia para lesiones del ligamento cruzado posterior: Un programa de terapia física dirigido por un fisioterapeuta puede ser beneficioso para fortalecer los músculos alrededor de la rodilla y mejorar la estabilidad. Los ejercicios de fortalecimiento, estiramiento y equilibrio pueden ayudar a compensar la falta de estabilidad causada por la lesión en el LCP.
    3. Modalidades de tratamiento: Se pueden utilizar diferentes modalidades de tratamiento, como terapia con hielo, calor, ultrasonido y electroestimulación, para aliviar el dolor, reducir la inflamación y promover la curación.
    4. Uso de ortesis: El uso de dispositivos ortopédicos, como una rodillera o un soporte para el ligamento cruzado posterior, puede proporcionar soporte adicional a la rodilla lesionada y ayudar a estabilizarla durante la actividad física.

La cirugía de reparación del ligamento cruzado posterior (LCP) es un procedimiento quirúrgico que se realiza para reconstruir y estabilizar el ligamento dañado. Esta cirugía se recomienda generalmente en casos de roturas completas del LCP o cuando hay una inestabilidad significativa en la rodilla que afecta la función y limita las actividades diarias o deportivas.

El procedimiento de reparación del LCP implica los siguientes pasos generales:

  1. Preparación quirúrgica: Antes de la cirugía, se realizarán pruebas preoperatorias y se preparará al paciente para el procedimiento. Esto puede incluir análisis de sangre, evaluación de la salud general y ayuno antes de la cirugía.
  2. Anestesia: Se administrará anestesia general o regional para mantener al paciente cómodo y sin dolor durante la cirugía.
  3. Acceso a la articulación de la rodilla: Se realiza una pequeña incisión en la rodilla para acceder a la articulación. A veces, se utilizan técnicas artroscópicas, que implican incisiones más pequeñas y el uso de un instrumento llamado artroscopio para visualizar y tratar la lesión.
  4. Extracción del ligamento dañado: El ligamento cruzado posterior dañado se retira cuidadosamente de la rodilla.
  5. Reconstrucción del LCP: Se utiliza tejido del propio paciente o un injerto de tejido tendinoso (generalmente de la corva) para reconstruir el LCP. El injerto se fija en su lugar utilizando tornillos o dispositivos de anclaje óseo.

La rehabilitación del ligamento cruzado posterior es un componente esencial después de una lesión en el LCP. La fisioterapia puede ayudar a reducir el dolor, restaurar la movilidad y fortalecer la rodilla, promoviendo la estabilidad y facilitando un retorno seguro a las actividades normales.

Aquí hay algunos aspectos clave de la fisioterapia y la rehabilitación para las lesiones del LCP:

  1. Reducción del dolor y la inflamación con la aplicación de hielo, técnicas de terapia manual y modalidades de tratamiento como la electroterapia.
  2. Restauración del rango de movimiento en la rodilla afectada a través de ejercicios de flexión, extensión y movilizaciones suaves de la articulación.
  3. Fortalecimiento muscular alrededor de la rodilla, incluyendo los cuádriceps, los isquiotibiales, los músculos de la pantorrilla y los músculos estabilizadores.
  4. Entrenamiento de equilibrio y propiocepción, lo que reduce el riesgo de inestabilidad y caídas.
  5. Introducción de actividades funcionales y deportivas, gradualmente el entrenamiento.

Los ejercicios enfocados en fortalecer los músculos alrededor de la rodilla pueden ayudar a proporcionar estabilidad adicional y compensar la función del LCP.

Aquí tienes algunos ejercicios que puedes considerar:

    1. Ejercicios de cuádriceps:
      • Sentadillas: Comienza de pie con los pies separados al ancho de los hombros. Dobla las rodillas y baja el cuerpo hacia abajo como si estuvieras sentándote en una silla, manteniendo los talones en contacto con el suelo. Luego, vuelve a la posición inicial. Repite varias veces.
      • Elevaciones de piernas rectas: Acuéstate boca arriba y levanta una pierna estirada hacia arriba. Mantén la pierna levantada durante unos segundos y luego bájala lentamente. Alterna entre las piernas y repite.
    2. Ejercicios de isquiotibiales:
      • Curl de piernas: Utiliza una máquina de curl de piernas en el gimnasio o un ejercicio similar con una banda elástica para realizar este movimiento. Flexiona las rodillas, llevando los talones hacia los glúteos. Luego, vuelve a la posición inicial de manera controlada. Repite varias veces.
      • Puente de glúteos: Acuéstate boca arriba con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo. Levanta las caderas hacia arriba, manteniendo los hombros en el suelo. Luego, baja las caderas hacia abajo de manera controlada. Repite varias veces.
    3. Ejercicios de músculos de la pantorrilla:
      • Elevaciones de talones: De pie, con los pies separados al ancho de los hombros, levanta los talones hacia arriba mientras te apoyas en los dedos de los pies. Mantén la posición durante unos segundos y luego baja los talones lentamente. Repite varias veces.
    4. Ejercicios de equilibrio y estabilidad:
      • Apoyos unipodales: Mantén el equilibrio sobre una pierna, manteniendo la rodilla ligeramente flexionada. Mantén la posición durante unos segundos y luego cambia a la otra pierna. Repite varias veces.
      • Desplazamientos laterales: Realiza desplazamientos laterales con los pies ligeramente separados. Mantén el equilibrio mientras te mueves de un lado a otro de manera controlada.

Prevención de las lesiones en el ligamento cruzado posterior

La prevención de lesiones en el ligamento cruzado posterior (LCP) implica tomar medidas para reducir el riesgo de lesiones en la rodilla y promover la estabilidad de la articulación. Aquí tienes algunos consejos para prevenir las lesiones del LCP:

    1. Fortalecimiento muscular alrededor de la rodilla.
    2. Trabajo de estabilidad y equilibrio.
    3. Técnica adecuada al practicar deportes.
    4. Uso de equipo de protección en actividades deportivas de alto riesgo.
    5. Acondicionamiento adecuado antes de participar en actividades deportivas o físicas intensas.
    6. Evitar situaciones de riesgo para la estabilidad de la rodilla.

Recuperación y cuidados para una lesión en el ligamento cruzado posterior

​​La recuperación después de una lesión en el ligamento cruzado posterior (LCP) puede variar según la gravedad de la lesión y el tratamiento recibido. Aquí tienes algunos cuidados generales y pautas de recuperación que pueden ayudar en el proceso de curación:

    1. Reposo y dispositivos de protección, como una férula o una rodillera.
    2. Terapia física y rehabilitación.
    3. Control del dolor e inflamación.
    4. Protección adicional durante la actividad física.
    5. Seguimiento médico regular.
    6. Paciencia y tiempo.

Preguntas frecuentes sobre las lesiones en el ligamento cruzado posterior

Las lesiones del ligamento pueden ocurrir debido a diferentes causas, y en el caso del ligamento cruzado posterior (LCP), las causas más comunes incluyen: traumatismo directo, hiperextensión de la rodilla, movimientos de torsión, lesiones deportivas y lesiones repetitivas.

Las lesiones en el ligamento cruzado posterior (LCP) pueden manifestarse con una variedad de síntomas, que pueden variar en intensidad dependiendo de la gravedad de la lesión. Algunos de los síntomas comunes de las lesiones del LCP incluyen: dolor en la rodilla, inestabilidad, hinchazón, dificultad para caminar, rigidez y limitación del rango de movimiento y sensación de bloqueo.

El enfoque de tratamiento para las lesiones en el ligamento cruzado posterior (LCP) puede variar dependiendo de la gravedad de la lesión, la actividad y las necesidades individuales del paciente. Es importante consultar a un médico especialista en lesiones de rodilla para obtener un diagnóstico preciso y determinar el mejor enfoque de tratamiento.

El tiempo de recuperación de una lesión en el ligamento cruzado posterior (LCP) puede variar dependiendo de varios factores, como la gravedad de la lesión, el tipo de tratamiento recibido, la edad y la condición física del paciente, así como su dedicación y cumplimiento en el proceso de rehabilitación. En general, la recuperación completa de una lesión en el LCP puede llevar varios meses.

Se recomienda realizar ejercicios para el fortalecimiento de los músculos del cuádriceps e isquiotibiales, así como ejercicios de estabilidad y equilibrio, como el trabajo en una plataforma de balanceo, ejercicios de saltos y movimientos de cambio de dirección controlados.

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