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Artrosis de cadera: Síntomas, tratamiento y prevención

¿Qué es la artrosis de cadera?

La artrosis de cadera, conocida en términos médicos como osteoartritis de la articulación coxofemoral, representa una patología degenerativa crónica que afecta de manera significativa la cadera, una de las articulaciones más importantes y funcionales del cuerpo humano. Esta condición se caracteriza por una progresiva pérdida del cartílago articular, cambios en la forma de la articulación, y la aparición de espolones óseos u osteofitos, lo que provoca dolor, limitación de la movilidad y una reducción en la calidad de vida.

La artrosis de cadera inicia su proceso con la degradación progresiva del cartílago articular debido a una combinación de factores genéticos, mecánicos y ambientales. A medida que el cartílago se desgasta, la articulación experimenta un aumento en la fricción y la carga sobre los huesos subyacentes.

El tratamiento inicial suele incluir medidas conservadoras, como fisioterapia, medicamentos para el dolor y la inflamación, así como modificaciones en el estilo de vida. Sin embargo, en casos avanzados o cuando el dolor es incapacitante, la cirugía puede ser una opción.

artrosis cadera

Síntomas de la artrosis de cadera

La artrosis de cadera se manifiesta a través de una variedad de síntomas que impactan la calidad de vida de quienes la padecen. Algunos de los síntomas más comunes de la artrosis de cadera incluyen:

  1. Dolor en la cadera: es el síntoma principal de la artrosis de cadera. Inicialmente, puede ser intermitente y leve, pero con el tiempo, tiende a volverse más constante e intenso. El dolor suele empeorar con la actividad física y puede mejorar con el reposo.
  2. Rigidez: especialmente después de períodos de inactividad, como al levantarse por la mañana. Esta rigidez generalmente mejora con el movimiento.
  3. Limitación de la movilidad: la pérdida de flexibilidad y amplitud de movimiento en la cadera es común en la artrosis. Los pacientes pueden notar que les resulta difícil realizar actividades cotidianas, como caminar, subir escaleras o agacharse.
  4. Crepitación: al mover la cadera, se puede sentir o escuchar un sonido de crujido. Este ruido es causado por la fricción entre los huesos afectados por la artrosis.
  5. Inflamación: la artrosis de cadera puede causar inflamación en la articulación, lo que puede llevar a hinchazón localizada y sensación de calor en la zona.
  6. Debilidad muscular: la debilidad de los músculos alrededor de la cadera es común en la artrosis, ya que los pacientes a menudo evitan utilizar la articulación dolorosa. 
  7. Cambios en la marcha: a menudo se desarrolla una marcha cojeante o una alteración en su forma de caminar para evitar el dolor. Esto puede aumentar la tensión en otras partes del cuerpo, como la columna vertebral y las rodillas.
  8. Dolor referido: el dolor de la artrosis de cadera a veces se irradia hacia la ingle, muslo o rodilla, lo que puede llevar a la confusión en el diagnóstico.

Es importante destacar que la gravedad de los síntomas puede variar ampliamente de un paciente a otro, y la artrosis de cadera puede progresar lentamente con el tiempo. Si experimentas alguno de estos síntomas, es fundamental buscar la opinión de un médico experto traumatólogo en cadera para un diagnóstico preciso y determinar el mejor enfoque de tratamiento.

Causas de la artrosis de cadera

La artrosis de cadera es una enfermedad multifactorial, lo que significa que resulta de una combinación de factores genéticos, mecánicos y ambientales. Las causas subyacentes de la artrosis de cadera incluyen:
  1. Desgaste del cartílago: el factor primario en la artrosis de cadera es el desgaste del cartílago articular que recubre la cabeza del fémur y el acetábulo en la pelvis. Este cartílago actúa como un amortiguador y permite un movimiento suave en la articulación. Con el tiempo, el cartílago se degrada gradualmente, lo que lleva a la fricción entre los huesos y la formación de osteofitos.
  2. Factores genéticos: existe una predisposición genética a desarrollar artrosis en ciertas familias. Los genes pueden influir en la estructura y composición del cartílago.
  3. Envejecimiento: la artrosis de cadera es más común en personas de edad avanzada. A medida que envejecemos, el cartílago tiende a desgastarse con el tiempo, lo que aumenta el riesgo de desarrollar artrosis.
  4. Sobrecarga o traumatismos: lesiones previas en la cadera, como fracturas, luxaciones o traumatismos repetidos, pueden acelerar el proceso de desgaste del cartílago. También, la realización de actividades de alto impacto o el exceso de peso corporal pueden ejercer una presión adicional sobre la articulación de la cadera.
  5. Anomalías estructurales: como la displasia del desarrollo de la cadera, pueden provocar una distribución anormal de la carga en la articulación.
  6. Problemas metabólicos: algunas condiciones médicas, como la gota o la hemocromatosis, pueden aumentar el riesgo de artrosis de cadera.
Es importante destacar que la artrosis de cadera es una enfermedad compleja con múltiples factores de riesgo, y la combinación de estos factores puede variar entre individuos. La comprensión de las causas subyacentes es fundamental para el diagnóstico y el desarrollo de estrategias de tratamiento y prevención efectivas.

Tratamiento de la artrosis de cadera

Los tratamientos de la artrosis de cadera abarcan una amplia gama de enfoques destinados a aliviar el dolor, mejorar la función y retrasar la progresión de la enfermedad. La gestión eficaz de la artrosis de cadera requiere un enfoque integral y personalizado, adaptado a las necesidades específicas de cada paciente.

La terapia física, también conocida como fisioterapia, desempeña un papel relevante en el tratamiento de la artrosis de cadera. Este enfoque terapéutico se centra en mejorar la funcionalidad de la articulación y reducir el dolor a través de técnicas y ejercicios específicos

Ejercicios de fortalecimiento: se prescriben ejercicios específicos para fortalecer los músculos que rodean la cadera, como los músculos del glúteo y los músculos del muslo. Un aumento en la fuerza de estos músculos puede ayudar a estabilizar la articulación y reducir la carga sobre el cartílago desgastado.

Ejercicios de flexibilidad: la terapia física también incluye ejercicios de estiramiento que mejoran la amplitud de movimiento en la cadera. Esto puede ayudar a reducir la rigidez y mejorar la capacidad de movimiento de la articulación.

Modalidades físicas: los fisioterapeutas pueden utilizar modalidades físicas, como terapia con calor, frío, ultrasonido y electroterapia, para aliviar el dolor y la inflamación en la articulación de la cadera.

Técnicas manuales: La terapia manual, que incluye masajes y movilizaciones articulares, puede ser utilizada para mejorar la función de la cadera y aliviar la tensión muscular.

Entrenamiento en marcha: los fisioterapeutas pueden trabajar en la corrección de la marcha y la postura, lo que puede ayudar a reducir la carga sobre la articulación de la cadera y minimizar el dolor.

Es fundamental recordar que antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, especialmente si padece artrosis de cadera, debe consultar a un médico experto en cadera para asegurarse de que los ejercicios sean apropiados para su situación y para recibir orientación sobre la técnica adecuada. 

Ejercicios de fortalecimiento:

  • Elevación de la pierna lateral: acostado de lado, levante la pierna afectada hacia arriba y luego bájela. Este ejercicio fortalece los músculos del glúteo.
  • Elevación de cadera: acostado boca arriba, doble las rodillas y levante la cadera hacia arriba. Esto fortalecerá los músculos del glúteo y los músculos del núcleo.

Ejercicios de estiramiento:

  • Estiramiento de cuádriceps: de pie o acostado de lado, doble la rodilla de la pierna afectada y tire del tobillo hacia los glúteos.
  • Estiramiento de aductores: sentado en el suelo, abra las piernas y doble el torso hacia adelante para estirar los músculos internos del muslo.

Ejercicios de movilidad:

  • Movilizaciones de cadera: realice movimientos suaves y controlados en la articulación de la cadera para mantener o mejorar la amplitud de movimiento.

Ejercicios de bajo impacto:

  • La natación y otros ejercicios acuáticos son de bajo impacto y pueden ayudar a  mejorar la fuerza y la movilidad de la cadera sin someterla a una tensión excesiva.

Caminatas y ejercicios de marcha: realizar caminatas regulares puede ser beneficioso para mantener la función de la cadera. Asegúrese de mantener una buena postura y dar pasos cortos y controlados.

Ejercicios de equilibrio: trabajar en el equilibrio puede ayudar a prevenir caídas y lesiones. Ejercicios como pararse sobre una pierna o usar una plataforma de equilibrio pueden ser útiles.

La rehabilitación después del tratamiento de la artrosis de cadera, ya sea mediante terapia física, cambios en el estilo de vida o cirugía, desempeña un papel crucial en la recuperación y la mejora de la función de la articulación.

La rehabilitación se centra en restaurar o mejorar la amplitud de movimiento de la cadera. Continuar con ejercicios de fortalecimiento es esencial para mantener la estabilidad de la cadera.

Si la artrosis de cadera ha afectado la forma en que camina, la rehabilitación puede incluir ejercicios y técnicas para corregir la marcha y la postura anormales, lo que reduce el estrés sobre la articulación.

En el caso de cirugía, la rehabilitación generalmente implica un seguimiento cercano con el equipo médico, que puede incluir cirujanos ortopédicos, fisioterapeutas y enfermeras, para evaluar el progreso y abordar cualquier preocupación o complicación.

La duración de la rehabilitación varía según la gravedad de la artrosis de cadera y el tipo de tratamiento recibido. Algunos pacientes pueden requerir solo unas pocas semanas de rehabilitación, mientras que otros pueden necesitar varios meses. Es fundamental seguir las recomendaciones y el plan de tratamiento proporcionado por el equipo médico y el fisioterapeuta para lograr una recuperación exitosa y una mejor calidad de vida.

El diagnóstico de la artrosis de cadera se basa en una combinación de evaluación clínica, historia médica del paciente y estudios de imagen. El proceso de diagnóstico suele incluir los siguientes pasos:
  1. Entrevista y evaluación clínica: el médico comienza por realizar una entrevista detallada con el paciente para obtener información sobre los síntomas, su historia médica, factores de riesgo, actividades cotidianas y cualquier lesión previa en la cadera. Durante la evaluación clínica, el médico examina la articulación de la cadera en busca de signos de deformidad, inflamación, rigidez y movilidad limitada.
  2. Estudios de imagen:
  • Radiografías: son la principal herramienta de diagnóstico para la artrosis de cadera. Permiten visualizar el espacio articular, la forma de la articulación y la presencia de osteofitos (espolones óseos). Las radiografías proporcionan una imagen clara de la degeneración del cartílago y otros cambios estructurales en la articulación.
  • Resonancia magnética (RM): En algunos casos, se puede utilizar una RM para obtener imágenes más detalladas de la articulación de la cadera y para evaluar el tejido blando, como el cartílago y los ligamentos. La RM es útil para evaluar la extensión de la enfermedad y planificar el tratamiento en profundidad.
  • Tomografía computarizada (TC): La TC puede ofrecer una visión tridimensional de la articulación de la cadera y es especialmente útil para evaluar cambios óseos detallados.  3. Análisis de líquido sinovial: En algunos casos, el médico puede realizar una artrocentesis, que consiste en la extracción y análisis del líquido sinovial de la articulación de la cadera. Esto puede ayudar a descartar otras condiciones médicas y proporcionar información adicional sobre la inflamación.  4. Evaluación funcional: Los médicos también pueden emplear escalas de evaluación funcional y calidad de vida para medir el impacto de la artrosis de cadera en la capacidad del paciente para llevar a cabo actividades cotidianas.
Es importante que el diagnóstico sea realizado por un médico o especialista en ortopedia con experiencia en el manejo de enfermedades articulares.

Prevención de la artrosis de cadera

La prevención de la artrosis se centra en la adopción de hábitos y medidas que reduzcan el riesgo de desarrollar la enfermedad o retrasen su progresión. Aunque algunos factores de riesgo, como la predisposición genética y el envejecimiento, no se pueden cambiar, existen diversas estrategias que pueden contribuir a prevenir o reducir el riesgo de artrosis de cadera y otras articulaciones.
  1. Control del peso: mantener un peso corporal saludable es fundamental, ya que el exceso de peso aumenta la carga sobre las articulaciones, incluyendo las caderas. Perder peso o mantener un peso adecuado puede reducir la presión en las articulaciones y disminuir el riesgo de artrosis.
  2. Ejercicio regular: la actividad física regular fortalece los músculos que rodean las articulaciones y ayuda a mantener la flexibilidad y la movilidad. Los ejercicios de bajo impacto, como la natación, el ciclismo y la caminata, son excelentes opciones para mantener la salud de las caderas sin someterlas a un estrés excesivo.
  3. Evitar lesiones: prevenir lesiones en la cadera es esencial. Esto incluye el uso de equipos de protección en actividades deportivas, la adopción de técnicas de levantamiento seguras y la atención a la ergonomía en el lugar de trabajo.
  4. Buena postura y ergonomía: mantener una postura adecuada y evitar posiciones incómodas durante la realización de actividades cotidianas y laborales puede ayudar a reducir el estrés en las caderas.
  5. Evitar el tabaco: fumar se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar artrosis, por lo que dejar de fumar puede ser beneficioso para la salud articular.

Preguntas frecuentes sobre la artrosis de cadera

La artrosis de cadera es una enfermedad crónica degenerativa, y actualmente no tiene cura definitiva en el sentido de revertir completamente los cambios estructurales que ocurren en la articulación. Sin embargo, existen diversas opciones de tratamiento que pueden aliviar el dolor, mejorar la función y ralentizar la progresión de la enfermedad, lo que permite a los pacientes llevar una vida activa y satisfactoria.

La edad media de inicio de la artrosis de cadera varía, pero suele afectar con mayor frecuencia a personas de mediana edad o mayores. La mayoría de los casos se presentan en personas mayores de 50 años. Sin embargo, la artrosis de cadera también puede afectar a adultos jóvenes, especialmente si tienen factores de riesgo como lesiones previas o predisposición genética.

La artrosis de cadera puede afectar a una o ambas caderas, y esto puede variar según el paciente. Algunas personas desarrollan artrosis de cadera en una sola articulación, mientras que otras pueden experimentar la afección en ambas caderas de manera simultánea o en momentos diferentes de sus vidas.

Las opciones no quirúrgicas para tratar la artrosis de cadera incluyen:

  • Terapia física para fortalecer los músculos y mejorar la movilidad.
  • Medicamentos para el dolor y la inflamación, como analgésicos y antiinflamatorios no esteroides (AINEs).
  • Cambios en el estilo de vida, como la pérdida de peso y la adopción de una dieta saludable.
  • Uso de dispositivos de apoyo, como bastones o férulas.
  • Inyecciones de corticosteroides o ácido hialurónico para aliviar el dolor y la inflamación.
  • Terapia asistida por calor o frío para el manejo del dolor.
  • Terapias complementarias, como acupuntura o suplementos nutricionales (consultar con un médico antes de usarlos).

La cirugía para tratar la artrosis de cadera, como la artroplastia de cadera (reemplazo de cadera), se recomienda en casos en los que los síntomas son graves y no responden a las opciones de tratamiento no quirúrgicas. Esto incluye dolor intenso, limitación significativa de la movilidad y deterioro en la calidad de vida del paciente. La decisión de realizar una cirugía se toma en consulta con el traumatólogo experto en cadera, considerando la evaluación clínica, estudios de imagen y la salud general del paciente.

El tiempo de recuperación después de una cirugía de artrosis de cadera puede variar según el tipo de procedimiento y la salud general del paciente.

En general, la recuperación completa puede llevar varias semanas a meses. Los pacientes suelen permanecer en el hospital por un corto período de tiempo y luego continúan con la rehabilitación. La fisioterapia es fundamental para ayudar a restaurar la movilidad y la fuerza

La mayoría de las personas pueden volver a actividades normales, como caminar y realizar actividades diarias, en unas pocas semanas, pero la recuperación completa puede llevar varios meses.

Un estilo de vida saludable que incluya mantener un peso corporal adecuado, hacer ejercicio regular, evitar el tabaco y moderar el consumo de alcohol puede ayudar a aliviar los síntomas de la artrosis de cadera. En cuanto a la dieta, se recomienda una alimentación rica en alimentos antiinflamatorios, como frutas, verduras, pescado rico en ácidos grasos omega-3 y aceite de oliva. También es importante mantenerse bien hidratado y evitar el exceso de alimentos procesados y ricos en grasas saturadas y azúcares.

La prevención de la artrosis de cadera implica la adopción de hábitos de vida saludables, como mantener un peso adecuado, hacer ejercicio regularmente, evitar lesiones y cuidar la salud de las articulaciones. Aunque no se puede prevenir por completo, seguir un estilo de vida activo y saludable puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar artrosis de cadera y otras afecciones articulares. Además, el manejo adecuado de lesiones o factores de riesgo, como la displasia de cadera, puede contribuir a la prevención en algunos casos.

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